Esa semana quiero escribir sobre un plato delicioso que he probado en Alemania, pero realmente viene de Suiza. La raclette es un plato tradicional de Suiza y Francia, especialmente popular en las regiones alpinas. Su nombre proviene del queso del mismo nombre, que a su vez deriva del verbo francés racler, que significa ‘raspar’, ya que el método tradicional de preparación consiste en derretir el queso y rasparlo sobre otros ingredientes.
El origen de la raclette se remonta a la época medieval en el cantón suizo de Valais, donde los pastores llevaban queso en sus viajes por las montañas. Para alimentarse, calentaban el queso en las brasas de una fogata y luego lo raspaban sobre pan o patatas. Esta tradición evolucionó con el tiempo y se convirtió en una comida festiva y social que se extendió a otras regiones alpinas, incluyendo Saboya y Jura en Francia.
A partir del siglo XX, la raclette se popularizó aún más con la invención de los aparatos eléctricos diseñados específicamente para derretir el queso. Hoy en día, la raclette es una comida común en reuniones familiares y cenas invernales en muchos países.
Aunque el queso Raclette de Valais AOP es el más tradicional, existen varias versiones y adaptaciones en diferentes regiones:
1. Raclette de Valais (Suiza), elaborado con leche cruda de vaca, tiene un sabor fuerte y ligeramente afrutado.
2. Raclette de Savoie (Francia), más suave que la versión suiza, con un toque cremoso.
3. Raclette fumée, ahumada para un sabor más intenso.
4. Raclette aux truffes, infusionada con trufa negra, ideal para los amantes del lujo gastronómico.
5. Otras variedades, se pueden encontrar versiones con pimienta, hierbas o incluso con vino blanco.
Raclette, paso a paso
Ingredientes (para 4 personas): 800 g de queso Raclette, 1 kg de papas pequeñas (tipo Charlotte o ratte), 200 g de jamón serrano o prosciutto, 200 g de salchichón o chorizo, 200 g de lomo embuchado o panceta, pepinillos y cebollitas en vinagre, pimienta negra (opcional)
Preparación: Lavar y cocer las papas con piel en agua con sal durante unos 20 minutos, hasta que estén tiernas. Mientras tanto, cortar el queso en rebanadas de unos 5 mm de grosor. Disponer los embutidos, pepinillos y cebollitas en platos para acompañar. Usar un aparato de raclette para derretir el queso en pequeñas bandejas individuales. Verter el queso derretido sobre las papas calientes y acompañar con los embutidos. Servir de inmediato y disfrutar.
Este plato es perfecto con un vino blanco seco como un Fendant suizo o un Chardonnay. ¡Buen provecho!