Esta semana estoy en Londres para el World Travel Market y he estado pensando sobre qué comida inglesa podría escribir para esta columna. No hay nada más inglés que el fish and chips, ¿verdad?
El fish and chips es considerado uno de los platos más emblemáticos del Reino Unido, pero su historia tiene tintes de controversia. Aunque la mayoría lo identifica como británico, algunos historiadores gastronómicos argumentan que su origen podría estar relacionado con Portugal.
Se cree que fueron los inmigrantes judíos sefardíes, procedentes de Portugal y España, quienes llevaron al Reino Unido la técnica de freír pescado, conocida como pescado frito a la judía. Estos inmigrantes utilizaban pescados como el bacalao, cubriéndolos en harina y friéndolos en aceite caliente, una práctica que más tarde sería adoptada y adaptada en Inglaterra.
Por otro lado, las patatas fritas tienen una historia separada, atribuida a Francia o Bélgica. Fue en el siglo XIX, durante la Revolución Industrial, cuando estas dos tradiciones culinarias se combinaron en el norte de Inglaterra, dando lugar al fish and chips como lo conocemos hoy. La popularidad del citado plato creció rápidamente entre la clase trabajadora, que lo veía como una comida barata, sustanciosa y fácil de conseguir.
Mientras que los británicos defienden a ultranza su derecho sobre el plato, los portugueses pueden argumentar que la base de este clásico nació en sus costas. Sea como sea, el fish and chips adquirió características únicas en el Reino Unido, incluyendo el uso de vinagre de malta como acompañamiento y su venta en papel de periódico, un icono de la cultura británica del siglo XX.
El éxito global y universal del fish and chips ha llevado a que surjan versiones locales en todo el mundo. En Australia y Nueva Zelanda, se utiliza pescado fresco como barramundi o hoki, mientras que en Estados Unidos, se sirve con ketchup o ensalada de col. Japón, conocido por su maestría en frituras, ha adaptado el plato al estilo tempura, utilizando salsas asiáticas para realzar los sabores.
En España, especialmente en zonas turísticas como Mallorca, algunos restaurantes británicos preparan fish and chips con un toque mediterráneo, reemplazando el bacalao por merluza fresca y usando aceite de oliva.