«La señorita Meg Eliot, tomaba panecillos con queso y con sardinas y un cuenco de sopa de tomate al mediodía, y charlaba sobre las clases de la mañana con las heterogéneas chicas de la señorita Corrigan. Las encontraba poco interesantes pero fáciles de tratar, cuando ella prefería leer un libro durante el almuerzo, nadie parecía ofenderse… Lo único que le molestaba de estudiar en Garsington era que la convivencia parecía aconsejar que viviera en la zona de Kensington… De modo que tomó la decisión de dejar la residencia y buscar el anonimato en un dormitorio-cuarto de estar, lo que sería un nuevo comienzo. Alquiló un dormitorio con salita en una vieja casa pseudoholandesa con una fachada color terracota en una plaza ajardinada cerca de la estación de Gloucester Road. Decidió que nunca utilizaría el gas excepto para hacerse el té o el huevo pasado por agua en el desayuno… Encontró cerca un restaurante italiano, algo anticuado, en el que cenaba todas las noches unos escalopes bien cocinados y un frito mixto…».
Este es un fragmento de la novela La madurez de la señora Eliot de Angus Wilson (Bexhill, Sussex, 1913-Bury St. Edmund, Suffolk, 1991), cuya narrativa enlaza con la época victoriana y refleja irónicamente las grotescas vidas de personas frustradas en la alta sociedad. Como algo curioso, fue miembro de los servicios de espionaje británicos durante la segunda guerra mundial. La novela que aquí comentamos fue publicada en 1958 y podría recordarnos, por su temática a G.T. de Lampedusa y Llorenç Villalonga.
Y vayamos a la receta, unos escalopes acompañados de un frito vegetal. Esta consiste en preparar bien lavadas una coliflor pequeña, unos doscientos gramos de setas, una berenjena, dos cebollas, dos ajos y un pimiento morrón. Troceamos bien menudo todas estas verduras y calentamos aceite de oliva en una sartén lo bastante grande para todos los ingredientes. Rehogamos primeramente la cebolla y el ajo picados, añadiendo luego la berenjena y el pimiento y pasados diez minutos más, la coliflor, todo ello salpimentado y puesto a fuego lento no menos de media hora. Luego metemos cuatro escalopes de unos doscientos gramos en el horno a temperatura media sobre una fuente forrada interiormente con papel de aluminio y los cocemos de tres a cuatro minutos por cada lado.