Acaba de publicarse un recetario dedicado en exclusiva a la cocina marinera. No es un texto centrado en productos del mar, sino que se trata de un manual que reúne recetas para dar de comer a gentes que surcan aguas del antiguo Mare Nostrum romano. Se titula Recetas marineras mediterráneas para cocinar a bordo y ha sido publicado por Edicions Documenta Balear, bajo los auspicios de la Asociación de Navegantes del Mediterráneo.
Lo ha llevado a buen puerto Biel Morell Solivellas, que en esto de navegar y hacer libros de cocina mallorquina ortodoxa y tradicional lleva una trayectoria cercana a los cuarenta años. Además, en contra de lo que podría esperarse con una trayectoria bibliográfica de esas dimensiones cronológicas, no se trata de un gastrónomo teórico, sino de un auténtico cocinero práctico y eficiente. No es un mero diletante que cultiva el arte culinario para un reducido y restringido círculo de familiares y amigos. Es capaz de satisfacer, sin despeinarse en exceso, a un centenar, o quizás más, de sujetos y distinguidas damas propensas a devorar lo que sea necesario y se les ponga por delante. A ser posible en el plato, pero no de forma exclusiva ni excluyente. Haber sido presidente de la Academia de la Cuina i del Vi de Mallorca y de la Asociación de Navegantes mencionada, son dos factores que sin duda han tenido un papel decisivo en la gestación de este libro.
Va ilustrado con unas pocas y espléndidas fotos del autor que sirven de pórtico de cada capítulo y evocan singladuras que ha navegado. Complementan una serie de dibujos del pintor Mangel Aguiló, que demuestra una notoria capacidad para captar momentos en el papel. Pueden ir desde los colores de un pescado al instante de unos norays, la serena estabilidad de un llaüt o el entorno de un viejo faro solitario. La sencillez de las recetas y la improvisación de una mesa a bordo hace innecesario mostrar presentaciones de cómo puede ser más vistoso y atractivo el servicio de los setenta platos que lo componen. Al fin y al cabo la navegación no permite instalar habitualmente una mesa con la certeza de que cada plato y cubierto se mantendrá en su sitio el tiempo necesario para contemplarlo y comentarlo como merece.
Está dividido en cinco apartados, dedicados respectivamente a: Platos fríos y ensaladas; Pastas; Arroces y fideos; Platos sencillos y Platos estrella. Entre ellos podemos encontrar desde recetas tan genuinamente ibicencas como el Bullit de peix o la Ensalada pagesa de Formentera, pasando por una Caldereta de langosta menorquina o unos Calamares al estilo de Cala Figuera. Son recetas basadas en una despensa doble. Por una parte limitada debido al restringido espacio que se le puede dedicar, y por otra tan extensa y rica como sea capaz de proveer la habilidad y fortuna pesquera de los navegantes. Si hemos de creer que solo sus capturas proveen la mesa, no cabe duda que son extraordinariamente venturosas.