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Delicias en un llonguet

Arranca en Ciutat la novena edición de la Ruta del Llonguet con más de treinta hornos palmesanos adheridos y una excelente respuesta del público

Maria José Orero posa con los demandados llonguets del Fornet de la Soca, cuya estrella es el de ‘porcella rostida amb confitura de magrana’.

| Palma |

Las manecillas del reloj no habían alcanzado las doce y el género empezaba a agotarse. Este miércoles arrancó en Ciutat la IX Ruta del Llonguet, una iniciativa de la Associació de Forners i Pastissers de Balears y el Ajuntament de Palma para promover el consumo del tradicional panecillo de Palma. De este modo, cada miércoles, hasta el próximo 13 de diciembre, más de treinta hornos de Ciutat ofertan llonguet y una bebida por de 3,75 euros.

«Conectamos mucho con el público local. También se acerca gente de la Part Forana a por su llonguet. Queremos mostrar nuestra forma de trabajar e impulsar la recuperación de la gastronomía con raíces», explica María José Orero, del Fornet de la Soca, cuyos llonguets de porcella rostida, confitura de magrana i ametlles; el de sobrassada de porc negre de Son Cànaves, o el de tomàtigues a n'es forn, triunfan entre propios y extraños. Muy cerca se encuentra el Forn Fondo, donde ofertan una decena de sabores. «Demostramos que se puede ser creativos con los llonguets. El precio no ha aumentado: la inflación la soportamos nosotros, un esfuerzo como agradecimiento a nuestro público», expresa el gerente del Forn Fondo, Pau Llull.

Los intolerantes al gluten también tienen la opción de degustar los panecillos en la panadería artesanal Dulcelíaco, en Santa Catalina, donde ofrecen llonguets de sobrassada amb mel; de trempó, queso, atún, etc. «Les damos una opción a los celíacos. Conozco de primera mano la problemática: comen todos menos tú», expresa la gerente de la panadería, Rosa Maria Pons, que prepara los panecillos al momento. Otro de los escasos lugares donde elaboran los llonguets al acto es en el antiquísmo Forn de la Glòria. Los hermanos Camps trabajan mano a mano: Sebastià los hornea de madrugada y Xisca los prepara y sirve a la clientela. «El margen de beneficio es mínimo o inexistente. Lo más interesante es que mucha gente se acerca al horno y conoce el producto. Es una buena publicidad», afirma Xisca, que ayer vendió casi 200 llonguets, entre los que destacan los de guacamole, tomàtigues seques i formatge de cabra; formatge blau amb confitura de tomàtiga, o olivada amb tomàtigues seques i formatge maonés.

Donde elaboran unos llonguets muy especiales es en Pane Nostro: solo utilizan harina de espelta intregal. Un horno que no falla a la cita con la ruta es el de Santo Cristo, donde cada miércoles elaborarán cien panecillos. «Funciona genial con el público local: los mallorquines vienen a buscarlo», explica Reme Pérez. Con ella coincide Silvia Sánchez, de Pastisseries Pomar, donde a las diez de la mañana agotaban existencias.

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