La repostería propia de la festividad de los Reyes Magos anuncia ya su presencia en numerosos hornos y pastelerías a través de los coloristas roscones próximos a consumir. Los investigadores sitúan la aparición de este pastel de la suerte en Francia en torno al siglo XI, y guarda en su interior un haba como símbolo protector. En Mallorca, desde hace varias décadas, su consumo se ha popularizado en la víspera de Reyes y el día de su misma fiesta, para postre, merienda o también como regalo.
En el obrador de la conocida pastelería Ca na Teresa no cesa la actividad estos días. El maestro panadero Manolo Sánchez prepara cientos de roscones con ingredientes de muy buena calidad destinados a sus tiendas de Son Ferriol, es Molinar, Palmanyola, Son Oliva, Sant Marçal y el Mercat de l'Olivar. Las variedades que se ponen a la venta corresponden a los de nata, crema y tricolor, pues este último incorpora trufa. Todos llevan su sorpresa, el rey y el haba, y sus precios se mantienen, 18 euros para los roscones de nata y crema, y 22 euros para los tricolor. Cualquiera de estas tres variedades tiene mucha demanda.
Desde otro conocido horno de Palma, Pastelería Ángel, el pastelero Ángel Cortés indica que «este año los roscos tienen mucha demanda. Se nota que estas fechas han reunido a las familias en torno a las comidas festivas. El rosco que más nos piden es el que va relleno de nata, aunque también salen muy bien los que hacemos rellenos de crema, trufa, chocolate y mazapán. Para elaborar la masa de los roscones empleamos harina, huevos, mantequilla, azúcar, levadura, agua de azahar, frutas confitadas y azúcar perlado».
En esta fiesta cabe destacar un dulce de alta repostería. Se trata del tortell dels Reis, que elabora por segundo año el pastelero Tomeu Arbona, del Fornet de la Soca –antiguo Forn del Teatre–. En esta ocasión, con mucho optimismo y simpatía, Arbona ha presentado los tortells junto a su esposa, María José Orero, y Lorena Chacón, ataviados los tres con espectaculares trajes de pajes reales. Tomeu Arbona destaca que «en un libro de cocina mallorquina de Pedro Alcántara Peña se habla de una corona o junta de rei. Este espectacular dulce se solía elaborar en las casas señoriales y en las confiterías palmesanas de Can Frasquet y Cas Net. Está elaborado con masa de quarto o de gató. Va relleno de yema, cubierto de merengue y adornado con frutas escarchadas».