¿Alguna vez has hecho la famosa prueba del agua para comprobar si el huevo es fresco o no? ¿Cuál es la mejor manera de conservar este alimento? La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado una guía informativa con las principales cuestiones y dudas relacionadas con el consumo de este producto básico en nuestra alimentación.
Aunque el huevo siempre ha despertado cierta controversia por su temido contenido en colesterol, lo cierto es que es un alimento altamente nutritivo que aporta importantes cantidades de proteínas, vitaminas (como la B12) y minerales como el fósforo y el selenio. Por otro lado, el valor calórico es bastante reducido (84 kcal por cada unidad), incluye un alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados, carotenoides con propiedades antioxidantes y tiene un elevado poder biológico, tal y como subrayan en la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
Así, este alimento tiene efectos beneficiosos para la salud y «es la principal fuente que tenemos de colina, compuesto necesario para distintos procesos metabólicos», añaden desde la OCU.
¿Qué cantidad se puede consumir por semana?
Aunque posee propiedades beneficiosas para el organismo, no se debe abusar de su consumo. No obstante, tal y como destacan en la OCU, «tomar un huevo cada día no aumenta el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y tampoco eleva el nivel de colesterol en sangre en personas sanas».
Se trata de un alimento, por otro lado, que hay que manipular con especial cuidado para que no se convierta en un riesgo para la salud. En este sentido, «el tratamiento térmico tiene especial importancia, tanto desde el punto de vista nutricional como sanitario», indica la organización.
Así, tenemos que tener cuidado con las yemas crudas ya que «el calentamiento ayuda a liberar vitaminas y minerales, y destruye posibles microorganismos contaminantes». Por ello, no se recomienda la ingesta de grandes cantidades de huevo crudo porque, además, contienen una sustancia llamada avidina que «puede originar una deficiencia vitamínica al bloquear la absorción de biotina».
Otro de los riesgos asociados al consumo de huevos es la infección por la bacteria salmonella. «Alcanzar una temperatura de 70 °C al menos durante un par de minutos en todo el alimento garantiza su eliminación», explican. Para su correcta conservación una vez cocinados, la mejor opción es guardarlos en el frigorífico con la punta más fina hacia arriba.
La prueba del vaso de agua para saber si es fresco
Este método es conocido popularmente en todas partes y sirve para comprobar si este alimento ha perdido su frescura. En primer lugar, «la yema y la clara deben ser consistentes y la cáscara estar limpia», aunque se puede sumergir en un vaso de agua con sal disuelta para saber si se puede consumir o no. Si se sumerge y permanece en el fondo del vaso, el huevo estará fresco. En el caso contrario, si flota, es mejor desecharlo.
Otra forma de comprobarlo es a través de la cáscara. Si es fresco, esta será opaca y áspera. Sin embargo, cuando es viejo, «es más lisa y gana brillo». Una vez abierto, el huevo no tiene que presentar ningún tipo de olor y la clara debe mostrar un aspecto gelatinoso y translúcido. «Si la clara no presenta estas características y la yema no ofrece relieve, es muy probable que el huevo esté envejecido».
Recomendaciones generales para su consumo
La OCU ofrece los siguientes consejos para su correcta manipulación, preparación y consumo:
- Adquirir huevos con la cáscara limpia e intacta y con la fecha de consumo preferente impresa en el envase.
- Es recomendable no lavarlos porque «el agua puede facilitar la entrada de gérmenes». Si están demasiado sucios se pueden lavar justo antes de cocinarlos.
- No rompas el huevo en el borde del recipiente donde lo vayas a batir, «ya que la contaminación ambiental podría pasar de la cáscara a la yema».
- Cocina bien los alimentos que lleven huevo para eliminar microorganismos.
- Añade vinagre en el agua a la hora de hervir los huevos para evitar que se rompan.
- Guarda en el frigorífico las tortillas si no se van a consumir de inmediato.
- Si has preparado mayonesa con huevo fresco, se puede conservar en el frigorífico un máximo de 24 horas.
- Desecha los huevos con olores o sabores extraños.