La salud bucodental en la infancia es fundamental para el desarrollo adecuado de los dientes y encías, así como para la prevención de futuras patologías. Contrario a la creencia popular de que la primera visita al dentista debe realizarse a los 4 o 6 años, los expertos aconsejan que esta se lleve a cabo mucho antes.
Según la Clínica Dental Galindo, especializada en odontopediatría, la primera consulta dental debería programarse cuando la dentición primaria esté completa, lo cual suele ocurrir alrededor de los dos años de edad. Como máximo, todos los dientes de leche deberían haber erupcionado para cuando el niño tenga dos años y medio.
Una regla orientativa sugiere que la primera visita al dentista se realice entre los 6 y 12 meses posteriores a la aparición del primer diente, que generalmente emerge entre los 6 y 12 meses de vida. Esto implica que la consulta debería efectuarse entre el primer y el segundo año de edad del niño. Por ejemplo, si el primer diente aparece a los 6 meses, se recomienda acudir al dentista entre los 12 y 18 meses.
La importancia de esta temprana visita radica en la prevención de afecciones como la caries del biberón, una condición provocada por la exposición prolongada de los dientes a líquidos azucarados, como la leche o los zumos, especialmente cuando el niño se duerme con el biberón. Este tipo de caries puede ser particularmente agresivo, afectando rápidamente a los dientes de leche.
Durante la primera consulta, el odontopediatra evalúa el desarrollo de la cavidad oral, detecta posibles anomalías y asesora a los padres sobre hábitos de higiene adecuados, técnicas de cepillado y pautas de alimentación que favorezcan una salud dental óptima. Además, se establece un plan de visitas periódicas para monitorizar el crecimiento y desarrollo de la dentición, permitiendo la detección precoz de cualquier problema que pueda surgir.
Es esencial que los padres comprendan la relevancia de estas visitas tempranas al dentista, ya que una intervención oportuna puede prevenir complicaciones mayores en el futuro. La educación en higiene bucodental desde una edad temprana inculca hábitos saludables que perduran toda la vida, reduciendo la incidencia de caries y otras enfermedades periodontales.