La irrupción de los albaricoques y las cerezas en los mercados anuncian la proximidad del verano. De hecho, la denominación albaricoque, que proviene del árabe, significa manzana de maduración temprana, en clara alusión a que el albaricoque madura un poco antes que el melocotón. Hace unos días que se han empezado a ofrecer albaricoques en los mercados tradicionales y también alguna cereza.
Gabriel Martorell es un joven payés de sa Pobla, de los que ya están recogiendo estos frutos. El pasado jueves los ofrecía en su puesto del mercado de Inca al precio de 4,95 euros el kilo.
De la misma forma se han empezado a ofertar en los mercados mayoristas, aunque es preciso explicar que se trata de variedades introducidas recientemente en los campos y que son mucho más tempranas que las tradicionales de Mallorca. Martorell explica que en su finca «se están recolectando en la actualidad los albaricoques de la variedad denominada mogador». Este tipo de albaricoque es más grande y lustroso que el mallorquín y presenta una coloración amarilla con tonos anaranjados. Florece y fructifica mucho antes que otras variedades locales. «Lo cierto es que se ha adaptado extraordinariamente bien a nuestra isla; por lo menos en mi caso particular así es -comenta Gabriel-.
Los árboles son muy vigorosos y productivos. Precisamente este año les hice una buena poda y están sacando una gran cantidad de ramas nuevas. Casi me atrevería a decir que son incluso demasiado vigorosos. Eso a veces nos complica el trabajo de recolección pues tienen un exceso de ramas y hojas». Cabe explicar que se trata de una fruta delicada y su recogida se efectúa a mano.
El payés cultiva la finca de can Capellí, de unas 14 quarterades de terreno, poblado de frutales. Entre ellos más de 300 albaricoqueros. Esta finca es de su familia desde hace tres generaciones, al menos. Produce entre ocho y diez toneladas de albaricoque cada año «dependiendo de la bonanza del tiempo», dice. El albaricoque es «una fruta complicada para su comercialización pues madura rápido, aguanta poco en el árbol, pero tiene la ventaja de que es muy apreciado y se vende bien», informa Martorell.
También cuenta con cerezos y melocotoneros. El pasado jueves empezó a ofrecer los primeros canastos de cereza al precio de 16 euros el kilo. «Hemos tenido que cogerlas aún cuando no tienen mucho color porque las ultimas lluvias han provocado que se empezaran a agrietar. Ahora parece que el tiempo se calma algo y haremos una pausa en su recolección para esperar una maduración óptima», explica.
Lo que presenta problemas es el melocotón tardío. «El temprano va bien pero el tardío no saca flor. Este tiempo tan raro que nos hace este año nos está complicando mucho el trabajo», precisa el payés.
Aunque el albaricoque nos parezca un fruto autóctono, lo cierto es que proviene de las zonas templadas de Asia y fue introducida por los romanos a través de Armenia. Aunque cabe destacar que se adaptó muy bien al Mediterráneo y alcanzó altos niveles de cultivo con el paso de los siglos.