El prolongado verano, la atípica primavera y el otoño caluroso que estamos viviendo han trastocado, sin duda alguna, muchos ciclos naturales tanto en las especies vegetales, como en los hongos, e inevitablemente en el reino animal. Esta época es la importante para una especie cinegética como es el zorzal, conocido en Mallorca como tordo (Turdus philomelos). Y como no podría ser de otra forma su comportamiento habitual se está viendo afectado por el tiempo. Este año se da la circunstancia de que hay una extraordinaria afluencia de estas aves en las zonas de llano de Mallorca y por contra, apenas se ven ejemplares en la Serra de Tramuntana, un lugar donde habitualmente, otros años, se efectuaban muchas capturas.
Los cazadores tienen sus teorías particulares. Así, Pedro Vanrell, presidente de la Sociedad sa Guatlera, de Maria de la Salut, apunta «la posibilidad que la guerra de Ucrania tenga mucho que ver. Tantas explosiones, ruido y tiros es muy posible que hayan desviado la ruta migratoria de los tordos hacia occidente». Sebastià Perelló, cazador de Maria, agrega que «es preciso reseñar que el año en que se dio la catástrofe de Chernobil recibimos también una gran afluencia de tordos».
Biel Bergas es otro cazador de Maria que explica: «Los cazadores que practicamos la modalidad de caza con escopeta estamos disfrutando este año puesto que hacemos buenas jornadas». Cabe explicar que «la normativa de caza permite sólo 18 capturas por día y cazador», dice Pedro Vanrell.
Pero no todos los cazadores están disfrutando de esta buena temporada. En las zona de la Serra no hay apenas tordos. Y es precisamente donde se desarrolla la modalidad más tradicional de Mallorca: la caza al coll. Damià Amengual es fundador de la Associació d'Arts Tradicionals de Valldemossa que aglutina a muchos collers del municipio. «La caza al coll es muy selectiva y antigua. Consiste en preparar un paso (coll) para los tordos, entre árboles, por donde gusten pasar y allí esperar con mucha paciencia, sosteniendo una red que cerramos manualmente cuando cae una pieza», describe Amengual. Añade que «es altamente selectiva porque el cazador captura viva al ave y comprueba si es una especie cinegética o no, procediendo a recogerla o soltarla según sea el caso».
Amengual aventura que «probablemente la Serra se haya quedado sin tordos este año debido a que la montaña está muy seca. Eso se traduce en una falta de alimento para las aves. Éstas gustan mucho de la oliva y el lentisco, y este año hay muy poco». El cazador de Valldemossa indica que «es cierto que toda España está recibiendo una gran afluencia de tordos».
«Probablemente las zonas del llano de Mallorca se hayan beneficiado más que nosotros debido a que allí hay mucho cultivo de regadío. Se riegan los olivos, por ejemplo. Tienen alimento, yo creo que esa es la gran razón». El tordo, a pesar de ser una especie cinegética muy apreciada en la cocina tradicional, no puede ser comercializado. Su caza solamente procura carne para los cazadores y sus amistades. Hace años era habitual encontrarlo en las cartas de los restaurantes, no en vano es la estrella de una de las grandes recetas de la cocina mallorquina: el tordo con col.