El aceite mallorquín está de moda y paso a paso va aumentando tanto en producción como en consumo. En las últimas décadas, la plantación de olivos han crecido considerablemente, aunque con un concepto y un modelo totalmente diferente al que se tenía antaño con los característicos olivos milenarios de la Serra de Tramuntana.
De hecho, el olivo es la planta más mediterránea que existe, adaptado a nuestras condiciones climáticas, así que los competidores son menos que en otros productos. Necesita cuidados, pero es menos delicado que otros, como la viña. Es de los pocos cultivos que están en recuperación. Aun así, la comercialización del aceite no es fácil, y en las regiones más olivareras, como Andalucía, hay un problema de precios muy grave.
El biólogo y productor de aceite, Joan Mayol, fue elegido en 2019 presidente del Consell Regulador de la Denominació d'Origen Oli de Mallorca, Joan Mayol, entidad integrada por payeses, tafoners, envasadores y técnicos y vela por la calidad del aceite DO Mallorca, y promueve el consumo. No olvidemos que es la grasa más saludable. La dieta mediterránea está basada en el aceite, en crudo o para cocinar, y es la más acreditada para una buena salud, especialmente a nivel cardíaco y circulatorio.
Mayol lidera el Consell Regulador.
Joan Mayol explica que «para poder acceder a la DO hay que asumir las prácticas de cultivo que proporcionen aceite virgen extra, de la máxima calidad. Hay que molturar la aceituna en una de las almazaras inscritas en la DO, y someter el aceite a los análisis y controles de calidad».
Actualmente la forman más de novecientos productores, con casi tres mil hectáreas sembradas, la mitad en la Serra de Tramuntana. «Sin el trabajo de tantísimas personas, nuestro paisaje agrario se degradaría», comenta Mayol, quien incide en que «es importante contribuir a su mantenimiento consumiendo aceite con la denominación de origen Mallorca, identificable por el logo y la etiqueta en el tapón».
Para ser de la DO solo pueden usarse las variedades mallorquina o empeltre, picual y arbequina, pero hay productores que tienen cultivos experimentales de otras variedades, que también proporcionan aceites de muy buena calidad, pero de momento no pueden usar ni el sello ni la palabra Mallorca en su etiquetado. Los olivos de la Serra son injertos sobre acebuche (ullastre), el olivo silvestre, muy resistente y rústico.
Esta temporada –explica Mayol- la recogida está entorno a los cuatro millones y medio de kilos de aceitunas, que suponen unos 650.000 litros de aceite, pero no todo alcanza la calidad para ser calificado DO.
Para los olivares de la Serra hay dificultades de mecanización, por ello muchos son para autoconsumo, aunque se recuperan fincas para producción comercial. Y, no se pueden comparar con los cultivados en intensivo, ya que la calidad del aceite depende más de una cosecha cuidadosa, una molturación rápida y una conservación sin contacto con el aire y temperaturas moderadas que del sistema de cultivo.