Ha vivido en Perú, Holanda, Australia, Sudáfrica, Mali, EEUU... Trabaja de todo un poco: traducciones, intérprete y clases de alemán, inglés, castellano...; guía; organización de eventos y reportajes fotográficos; cuida mascotas y casas cuando los dueños viajan... Rita Prochaska nació en Veerssen (Alemania) pero se crió en Mallorca. Soltera, sin hijos. Ha estudiado Antropología Cultural en la UCLA (Los Àngeles, EEUU.) Le gusta viajar, escuchar música, bailar, leer, caminar, ir en moto, compartir buenos momentos con los amigos, cocinar y comer.
Acaba de llegar de Sudáfrica y se ha vuelto a marchar a Lima y de allí al lago Titicaca a ver a sus amigos/as para charlar y bailar con ellos. Y saber si los estudiantes siguen interesados en su libro, Taquile, tejiendo un mundo mágico, escrito por ella.
Xisco Busquets.- ¿Qué tal en Sudáfrica?
Rita Prochaska.- Había oído hablar mucho del paisaje y de los animales salvajes, pero ha sido aún mejor y más impresionante de lo que pensaba. Es muy diferente de la Àfrica negra, Sudáfrica es mucho más rica; allí mismo existen mundos diferentes, según el color de la piel, aunque se empiezan a mezclar, gran parte de la población negra vive marginada y en pobreza.
X.B.- ¿Y no tiene miedo de ir sola por estos sitios?
R.P.- (Risas) Esto es lo primero que me pregunta la gente. Y yo respondo con otra pregunta: ¿Miedo de qué? He vivido en cuatro continentes, he viajado mucho toda mi vida y la experiencia me dice que hay gente maravillosa en todo el mundo y yo viajo para conocerlos.
X.B.- También existe el crimen y la violencia...
R.P.- Por supuesto, ¡pero no son exclusivos del extranjero! En Palma también podría tener miedo de salir a la calle... pero no, ¡no tengo miedo! No dejo que la tele me venda la dictadura del miedo a todo y de todo, por eso no tengo televisor. Además, se suele tener más miedo a lo desconocido. Pues yo voy a eso, a conocer. ¡Me encanta ir sola, porque así conozco a más gente y hago más amistades! Quiero experimentar todo lo que pueda de un país, y la gente es la clave.
X.B.- ¿Qué le aportan estos viajes?
R.P.- Son mi riqueza, mi capital personal. Los necesito igual que el aire para respirar. Amplían mi horizonte, aprendo algo nuevo cada vez y me gusta transmitir este entusiasmo por otras culturas y tradiciones, para que la gente se dé cuenta de que merecen nuestro aprecio y respeto. Los intercambios de conocimientos siempre son beneficiosos.
X.B.- ¿Sigue siendo 'motera'?
R.P.- ¡Desde luego! Aunque he estado de baja porque he tenido problemas con mis muñecas, por ir demasiado en moto. Me encantan las curvas, me gusta correr y doy gracias a mi ángel guardián, que seguro debe de haber por aquí, por su buen trabajo a lo largo de mi vida.
X.B.- ¿Conserva la BSA 650 Thunderbolt que tenía cuando iba a clase al CIDE?
R.P.- (Risas) ¡Noooo! Pero a lo largo de los años he tenido varias motos en diferentes continentes, empezando con una Bultaco Matador. Sólo en Europa he hecho más de 10.000 kms, y muchos aquí, en Mallorca, con mi Harley, que vendí porque vibraba demasiado, ahora tengo una Kawasaki...
X.B.- Desde que iba al CIDE hasta hoy han pasado casi 40 años y usted ha vivido en Perú, EEUU, Australia, Mali, Holanda...
“Vivir en diferentes países es un privilegio, ya que puedes llegar a conocer y disfrutar más de cada sitio, hacer amistades y compartir tus experiencias, pero lo más importante es respetar las diferentes culturas y creenciasâ€
X.B.- Vi una foto suya muy simpática: divirtiéndose en la cocina con una mujer de Khorixas (Namibia)...
R.P.- Hice amistad por internet (Couchsurfing.org) con Edith, de Kenia, que trabaja de voluntaria con el medio ambiente en Namibia. Ella y una amiga me invitaron a una barbacoa en su casa: el fuego entre unas piedras, pollo macerado y patatas, cidra, dos sillas de plástico y mucha alegría. Para lavar los tres platos, pusimos el portátil con música de Herero, un grupo étnico. Fregar platos llegó a ser toda una fiesta. Normalmente, la gente que tiene poco lo comparte todo.
X.B.- ¿Cuál es su plato favorito?
R.P.- Mi primer apodo lo gané en la universidad: "Rita la comilona" (Risas). Mi plato favorito aquí es el arroz brut o el tumbet. A nivel internacional, el curry rojo tailandés muy picante y el ceviche peruano.
X.B.- También vivió dos años en Australia...
R.P.- Y me encantó. Es un país muy joven con mucha energía, inmigrantes de todas partes, con su base cultural inglesa y una naturaleza muy variada. Sídney es una de las ciudades más bellas de la tierra, con su bahía, que es un puerto natural, y además incluye el Parque Nacional del Puerto de Sídney.
X.B.- ¿Y en Mali qué hizo? ¿Dónde está Mali?
R.P.- Mali está en el oeste de Àfrica, al este de Senegal. Viví dos años en una pequeña ciudad, viendo qué problemas de salud tienen las mujeres y qué soluciones podrían querer o tener. Pasé mucho tiempo en los pequeños pueblos del Sahel, donde sobrevivir con un clima extremadamente seco y duro no es fácil. Pero no solamente hace mucho calor, sino que también hay mucho calor humano y eso compensa.
X.B.- ¿Sabe por qué sigue habiendo hambre, guerras y pandemias en el mundo?
R.P.- Por el egoísmo y la codicia de las personas, por su avidez de poder. Imagínate, si en vez de tener como meta final solamente los beneficios económicos, añadiéramos algunos beneficios sociales, sería el paraíso. Cada un@ puede empezar por sí mismo, mejorando su propio entorno...
X.B.- Yo creo en la autonomía de los pueblos y estoy en contra de un estado global (ONU, OTAN, OMS...) porque estas siglas no paran las guerras ni el hambre, sino todo lo contrario...
R.P.- Estoy completamente de acuerdo. Hoy, más que nunca, los grandes peces (multinacionales y países) de la tierra se comen a los pequeños. Todo es tan desmesurado a todos los niveles que hay que esforzarse mucho para no perder la moral.
X.B.- ¿Qué moral?
R.P.- ¿Dónde se ha escondido? Hasta la OMS, con la vacuna de la gripe A contra la supuesta pandemia, quedó al descubierto el invierno pasado y en lugar de velar por la salud de las personas, prefirió favorecer el negocio privado.
X.B.- Tiene razón.
R.P.- Pero el mundo es fascinante. Cada sitio tiene tanto que ofrecernos en cuanto a naturaleza y cultura, aunque se están perdiendo muchas culturas, porque de la misma manera que las multinacionales se comen a los pequeños comerciantes, la cultura occidental se va comiendo a las otras.
Rita Prochaska: «No dejo que la tele me venda la dictadura del miedo»
X. Busquets | Palma |