El puerto de Palma recibió ayer por vez primera la visita del nuevo transatlántico de cruceros británico Queen Elizabeth, bautizado por la propia reina Isabel II de Inglaterra el día 11 de octubre de 2010.
Heredero directo de sus míticos antecesores del mismo nombre de 1940 y 1969, este buque representa una versión actualizada de un concepto ya centenario, el del gran liner de súper lujo. Sin embargo, ha sido el primero de ellos construido fuera de Gran Bretaña, país que ha perdido la histórica relevancia en materia de ingeniería naval especializada en buques de pasajeros.
Construido en Italia
Los astilleros italianos Fincantieri de Monfalcone han tenido el honor de realizar el buque, aunque la decoración, de clásico sabor y con toques art déco, es genuinamente británica. Muy del gusto de sus 2.092 pasajeros, que desean revivir a a bordo la atmósfera romántica de la edad de oro de los grandes paquebotes de leyenda. En contraste con el recibimiento que le han ofrecido otros puertos en su primera visita, su estancia en Palma pasó sin pena ni gloria hasta el punto de que la Autoritat Portuària tampoco ofició, junto al agente consignatario, la tradicional ceremonia de la entrega de la metopa, que se otorga a todos los cruceros en su jornada inaugural. Un hecho insólito, aún siendo domingo. Con 294 metros de eslora por 32 de manga, el nuevo coloso posee un casco estándar del tipo Vista del mismo tipo utilizado por otras navieras del grupo Carnival. Su aspecto externo es muy similar al del Queen Victoria pero muy diferente, por sus formas cúbicas, a los anteriores y más estilizados Queen Elizabeth primero de 1940 y segundo de 1969.