Unas ochenta personas rindieron un cálido homenaje el pasado viernes 10 en el hotel Nixe Palace de Cala Major al inspector jefe Antonio Suárez, uno de los mandos más respetados y queridos de la Jefatura de Policía.
Suárez ha pasado más de cuarenta años en el cuerpo y contó en la comida numerosas anécdotas de su época en Basauri o en Palma.
También se refirió a su «calvario» judicial después de que fuera denunciado dos veces por la ‘madame' del ‘caso Cursach' y por la hija de La Paca.
En ambos casos se comprobó que eran acusaciones falsas, pero Suárez reiteró que no descansará hasta llegar al final de estos asuntos.
Por último, agradeció todo el apoyo que siempre le ha brindado su esposa Pirjo, una simpatiquísima finlandesa que está plenamente integrada en Mallorca, donde tiene infinidad de amigos.
El jefe superior de Policía, Gonzalo Espino Cruz, dedicó unas palabras a Suárez y destacó de él su gran profesionalidad durante todos estos años de jefe Antidroga.