Los sollerics tomaron la ciudad durante el Firó de Sóller y aprovechando el buen tiempo salieron a pasear por sus calles engalanadas y ocupadas por los puestos de la fira, que atrajeron a miles de personas llegadas de toda la Isla para disfrutar de la fiesta y las numerosas actividades que se extendieron durante todo el fin de semana.
La plaza de la Constitució y sus alrededores se convirtió en punto de encuentro para los vecinos en las jornadas previas a la gran batalla entre moros y cristianos, colofón de estas fiestas populares.