Finalizada la Copa del Rey de Vela y pocos días después del comienzo oficial de las vacaciones reales en el Palacio de Marivent, los Reyes ofrecieron la tradicional recepción a lo más representativo de la sociedad de las Islas en el Palau de l'Almudaina.
Antes de entrar en el palacio para dar la bienvenida a sus invitados, los Reyes se acercaron a cientos de personas que les aplaudían ante la Seu, colocadas tras las vallas de seguridad, y estrecharon muchas manos de gentes que les mostraban su cariño. Felipe VI, la reina Letizia y la reina Sofía recibieron a los invitados en el Patio de Honor y saludaron a las principales autoridades de Balears y a una amplia representación de la sociedad de la Isla, prestando especial atención a los representantes de las entidades sociales.
En esta ocasión invitaron también a representantes de todos los colegios profesionales, de las denominaciones de origen y a los galardonados con los premios Ramon Llull de este año. El objetivo de la Casa Real era llegar al mayor número posible de colectivos de la sociedad balear entre los que destacaron artistas, empresarios y deportistas, sumando unas 450 personas que compartieron con la Familia Real unos aperitivos en el Saló del Tinell. El menú, de Pérez Orellano, consistió en ostra Majórica, coca de cebolla confitada, de anchoa y oliva negra, llonguet de atún, tarrina de lengua y alcaparras, espinagada de anguilas de sa Pobla, lechona confitada y pulpo de la Isla. Todo ello regado con vinos de la tierra.
Los Reyes quisieron, una vez más, mostrar su apoyo a los divulgadores de la gastronomía de estas islas. Los invitados se dejaron seducir por el carisma de Felipe de Borbón y de Doña Sofía y por la elegancia de la reina Letizia, vestida con un diseño de Juan Vidal, que a pesar de no estar bronceada, le favorecía.