El tiempo desapacible no consiguió aguar la fiesta a los sollerics, que el fin de semana pasado disfrutaron de un Firó que llenó las ya de por si concurridas calles del centro de la localidad, sobre todo la plaza de la Constitució, punto de encuentro de los miembros de los colectivos que constituyen el alma de esta fiesta singular, y lugar que se inunda de pólvora y humo en el momento álgido de la celebración, cuando payeses y moros entran en confrontación simulando los acontecimientos de 1561.
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