La planta noble del Casal Solleric se convirtió en un espacio para proyectar paisajes y construir un experimento que, con La mirada del foc, recoge el pasado y el presente en la obra de Guillem Nadal. Concurrido se mostró el espacio expositivo para contemplar la primera exposición en solitario del artista de Sant Llorenç. El recorrido por su obra comenzó con una maqueta de 2005 que once años después se convierte en La porta del bosc, una instalación que deja entrever los miedos a abrir puertas en el trayecto vital.
Tallos, leña y ramas, que crea de manera inherente la madre naturaleza, ofrecen un trabajo complejo que se exhibe como inmensa instalación. Guillem Nadal siente fascinación por los códigos secretos que rigen la Naturaleza y así lo expresa en su obra trabajando el aspecto más ancestral y telúrico de la misma, el que hace alusión a la tierra. La mirada de los asistentes a la inauguración de la muestra artística dejaba entrever admiración por los recursos expresivos de Nadal que confieren a la obra una presencia contundente.