En la céntrica Plaça Universitat, de Barcelona, la escritora Roser Amills (Algaida, 1974) presentó ayer el libro Me gusta el sexo, que edita Columna en catalán y Paidós en castellano, de una forma poco convencional. Estuvo todo el día (de las 10 de la mañana a las ocho de la tarde) en un escaparate de la popular tienda de ropa del hogar La Mallorquina. Así, Amills convirtió el pequeño mostrador en un pequeño e indiscreto dormitorio.
«En realidad, esta acción es una fantasía que he tenido desde niña», señalaba la autora a un lector. «¿Le has dicho alguna vez a tu pareja que te gusta el sexo o te has imaginado alguna vez a tus padres practicándolo?», interrogaba la autora. Amills explicó que «si buscas en Google la mallorquina, sale mi nombre en una de las primeras posiciones». De ese dato, los responsable de la tienda pensaron en retratar a la escritora para su catálogo y la idea derivó en la performance de ayer, que atrajo a numerosos curiosos.
Normalidad
El libro analiza el mundo del sexo desde la normalidad de lo cotidiano más que desde la erudición. «La sexualidad ha sido el tema de muchos tratados, doctrinas, enciclopedias y disciplinas dispares. Ahora se necesita conducir la cuestión a la sinceridad cotidiana de sus protagonistas: nosotros», escribe Amills, quien indica que «el objetivo es poder considerar el sexo y compartirlo con el mundo».
En el dormitorio improvisado, Amills se dedicó a atender a sus lectores, firmar ejemplares de Me gusta el sexo, retratar y dejarse fotografiar, hablar con representantes de medios de comunicación y atender visitas. A primera hora, acogió en su cama por un día a la actriz erótica María Lapiedra y al escritor y periodista Víctor Amela.