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En barco

Una jornada en el Rosina, el velero de época del artista Amador Magraner y su hijo Amador Magraner Martínez

Álvaro Sanz Mercer y Esteban Mercer disfrutando del mar de Pollença. | Esteban Mercer

| Palma |

El Rosina es el velero de época que el artista Amador Magraner y su hijo Amador Magraner Martínez compraron y restauraron con un amor infinito por la embarcación, su historia y el futuro que querían dar a ese balandro histórico que vive un presente brillante en manos de la familia. Navegar con la familia que comanda la galerista Gero Martínez y con su tripulación es un must que los veranos nos regala a la familia Mercer Palou. A Gero y a Amador los conozco de toda la vida, a ella sin duda desde la más tierna infancia, puesto que éramos vecinos en la plaza del pueblo de Pollença y mis ojos caprichosos, los mismos de hoy, se giraban cada día hacia los escaparates llenos de juguetes de Ca'n Martínez.

El local después paso a ser galería de arte, la Maior, un espacio hacia el que se giran mis ojos en busca del sueño todavía incumplido de poseer alguna de sus piezas. Tengo tres Amador, pero me falta el grande, que ya llegará cuando sea el momento oportuno. Sus piezas son únicas, nacidas de la tierra y la materia y del mar y sus dones. Se vio más que nunca cuando nadamos hasta el lago de las sirenas, un enclave prohibido y guardado que si no se conoce no se descubre una vez se gira el faro de Formentor y se disfruta de la Serra Nord.

Nadamos con mi sobrino Álvaro Sanz, que lo descubría por vez primera y se hizo la magia en sus ojos avezados de mar. Álvaro respira mar por las dos familias y por él mismo. En definitiva, hay que valorar lo afortunados que somos por vivir en una Isla llena de tesoros por descubrir. ¡Qué regalo! Por cierto, la pareja que nos acogió en un día de sol y sal no puede ser mejor anfitriona. Nos sirvió unos aperitivos deliciosos, un pescado al horno de escándalo y unos helados de Can Butxaca, los antiguos Valls, que me devolvieron en un plis plas a mi infancia.

Y como regalo de fin de jornada pudimos conocer al nieto de Gero y Amador, un bebé rubio simpático y lleno de energía que ha heredado sin duda la energía Martínez de su padre, copia de su abuelo, el padre de Gero, que murió mayor siendo joven. Un genio de la naturaleza al que me gusta recordar. Gracias por una jornada tan bonita. Por cierto, Amador está entusiasmado con la acogida de su proyecto Coster Art i Natura, que no para de recibir visitas.

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