Hay bodas y bodas especiales y la que hoy les cuento lo es por muchos motivos. Casarse sin duda es un acto de amor y de confianza en el futuro, el saber que la elección es la correcta, aunque afortunadamente hoy día no hay ni un experto en toda la Tierra que tenga toda la razón, todo el tiempo, y alguna vez tendrán que equivocarse en algo. Eso es lo que diferencia a los seres humanos de las máquinas. Y es esa pizca de imprevisibilidad la que conduce a descubrimientos innovadores. Cometer errores es natural y saludable, porque somos humanos.
Debemos celebrarlos en lugar de criticarlos, de la misma manera que acertar también es de humanos, y también hay que vivirlo. Busquemos la Dolce Vita donde sea y, si no la encontramos, la creamos. Parece que la pareja de la que les hablo ha acertado de pleno. Al menos ha tenido en sus padres un ejemplo donde mirarse para seguir el ejemplo perfecto de lo que es y significa esforzarse para mantener un vínculo de larga duración.
Recuerdo a Catia Estelrich siendo una joven bellísima, llegando a la casa de su tía en Alcúdia, donde pasaba los veranos trabajando de enfermera. Iba sobre una Vespino, vestida con un traje de punto blanco y su moreno era perfecto. La esperaba su novio, el que hoy es su marido y padre de la novia que celebramos. Han pasado más de cuarenta años de ese momento y parece que sigue todo igual, incluida la belleza de la hoy madre y abuela feliz.
Boda. Celebraron su boda Ana Estelrich y Sinto Garau Pérez, ambos pertenecientes a dos conocidas familias de la sociedad palmesana; el novio es hijo de Cati Pérez, de la conocida casa Sueños Garau, y la novia, hija de Pedro Torres Ribas y de Catia Estelrich Planas. Sin embargo, y siguiendo su naturaleza discreta y la de sus familias, quisieron celebrar una boda sencilla que uniera entorno suyo a los familiares más directos, padres, hermanos y por supuesto a su hijo, todavía un bebé al que han llamado Pablo Garau Torres, que se convirtió desde su nacimiento en la alegría de las dos familias. La novia llegó a los juzgados de Palma del brazo de su padre, muy emocionada, y vestida con un elegantísimo dos piezas en blanco de mangas abullonadas que la favorecía muchísimo.
El novio, que la esperaba nervioso, como suele suceder en estos casos, estaba también muy elegante luciendo un casual sport apropiadísimo para el tipo de celebración que se deseaba. No podían estar más elegantes. Tras la ceremonia, muy emotiva, los 22 invitados se desplazaron al restaurante Lume&C.O., donde se celebró un almuerzo en familia y donde a los postres se desataron todas las emociones. Las hermanas de la novia quisieron dedicarle unas palabras llenas de emoción y cariño que llevaron a la familia a las lágrimas.
Ana es la mayor de tres hermanas, la siguen Catalina y Carmen, y son todas guapísimas, han heredado el gen de la abuela Catalina Planas, que es y fue una de las mujeres más bellas de Palma, y Sinto es el pequeño de los hermanos tras Pedro, Pilar y Manuel, hijos de una mujer extraordinaria, que sigue al frente de Sueños Garau, la que nos viste por dentro de toda la vida. Dos familias numerosas y unidas que se unen para seguir creciendo juntas. Felicidades a ambas. Sigo.