El domingo nos acompañaron en casa a Dominik von Stauffenberg, mi hermana Ángels Mercer y a mí la responsable de estas páginas que me cobijan, la que se ha convertido con los años en mis ojos y mis brazos, Amaya Michelena, con la que la conexión fue inmediata en cuanto nos conocimos, en junio hará cinco maravillosos años, y mis amigos de Pollença el artista Amador Magraner y la galerista Jero Martínez, a los que conozco de toda la vida, a quienes admiramos por la fantástica labor que han hecho en el mundo del arte a lo largo de sus carreras, como artista él y como excelsa galerista ella.
Fue un día largo y maravilloso en el que hablamos de todo y más. Las cosas de casa se quedan en casa. Por cierto es un placer ver cómo gente del arte admira la obra de Pep Girbent sin complejos de ningún tipo. Renovarse, o morir.