La Nit de l'Art 2020 será recordada por haberse celebrado durante el día, en tres tardes consecutivas y breves, que acercaron a las galerías de Palma a curiosos, compradores y coleccionistas ansiosos por conocer las propuestas de nuestros galeristas y artistas en esta época de turbulencias en lo que nada es lo que era. Los artistas serán los encargados de reflejarlo en sus obras.
Resultó sorprendente que la pandemia se viera reflejada todavía en tan pocas obras, pero como cuenta la gran Tania Baides en cifras las galerías tuvieron un goteo constante de grupos pequeños con una media de 60 personas por galería y día. Hubo 27 visitas dialogadas a las que asistieron mas de 240 personas y que surgieron como un proyecto de mediación y diálogo entre el público y los profesionales del mundo del arte.
Los tours por las galerías y espacios asociados a la Nit de l'Art fueron divinos y mediados por Mònica Galván, comisaria; Gabriel Llinàs, artista y comisario; Jaume Reus, historiador del arte y gestor cultural, y Pau Waelder, comisario, crítico y docente. La actividad fue posible gracias a la implicación del Ajuntament de Palma y de la Fundación ARCO. En un año rarísimo en todos los sentidos, Art Palma Contemporani ha recibido más de 2.000 peticiones para las visitas y actualmente está programando más sesiones, previstas entre los meses de octubre y noviembre. Así que prepárense para disfrutar de un otoño de arte sanador.
Frederic Pinya está más que satisfecho por cómo se ha desarrollado esta edición casi milagrosa, también por las ventas que se han producido. Es cierto que la fiesta social nocturna siempre ha gustado mucho, pero este formato de día y en versión extendida es interesantísimo. Nos permite conectar de verdad con el público y mantener conversaciones alrededor del arte contemporáneo, comentaba el galerista Fran Reus.
Maribel Bordoy, de Aba Art, opinaba que el formato diurno de la Nit es muy satisfactorio, porque a los galeristas les permite atender a todas las personas con más calma. Éste es un momento del que tenemos que aprovecharnos al máximo, el arte es tiempo y espacio. Su valoración es más que positiva, vale mucho la pena tomar buena nota de cuatro días con visitas dialogadas y con público verdaderamente interesado en el arte. Y vale la pena entender que el arte está para ayudarnos a ser más conscientes, más felices, alegres y festivos, bailando con él cada noche, no solo una vez al año. ¡Hay que vivir con arte!
Fue todo maravilloso, aunque de lo que pude ver y disfrutar me impactó de nuevo el saber hacer de mi admiradísimo Pep Girbent en la galería Horrach Moyá, y el cierre en Es Baluard de la Nit con la instalación de La Pedra de Teresa Margolles. Increíble de verdad. Pude verla con la maravillosa Inma Prieto y la coordinadora de la exposición, Catalina Joy, y disfrutarla, entenderla, sopesarla con gusto. A la piedra simbólica y real.
Quiero dar desde aquí mi apoyo al movimiento Alerta Roja, que recorrió el país el pasado jueves en concentraciones de personas que viven de la cultura, del espectáculo, del arte en definitiva, y del ocio, que es también una forma de arte. La concentración tuvo lugar en 25 ciudades españolas, entre las que estuvo representada Palma, con una convocatoria a la que respondieron 400 asistentes, todos ellos estuvieron perfectamente formados y guardaron la distancia de seguridad requerida, en lo que resultó ser una performance preciosa. Entre las reclamaciones del manifiesto, piden una «reactivación inmediata» de las agendas culturales y de eventos de las administraciones públicas, «bajo el estricto cumplimiento» de todos los protocolos de seguridad sanitaria. Dos amigos leyeron sendos manifiestos, Agustín ‘El Casta' y Joan Carles Bestard, al que tras finalizar el acto pude fotografiar con Juan Ferragut Salvá que, con el Auditòrium de Palma, quisieron sumarse a la iniciativa.