«Uno de los ladrones me dijo que si le veía la cara me tendría que matar», es lo que recuerda Gaspar Bonnín, el anciano de 83 años de edad que fue atado de pies y manos por unos ladrones que entraron en su casa de Inca para robarle 2.500 euros. Los hechos sucedieron el viernes pasado en la calle Sant Bartomeu por la mañana, cuando la víctima todavía no se había levantado de la cama. «Eran las nueve y media de la mañana, yo todavía estaba metido en la cama con el pijama puesto, cuando me llamaron a la puerta», recuerda el hombre.
Lo que no sabía Gaspar, era que todo sería una trampa para hacerse con el botín que andaban buscando. «Salí confiado y había varios individuos. Uno de ellos llevaba una escalera de aluminio, como si estuviera reparando la fachada. Otro tenía un bolígrafo y un tablero con un papel, en el que traía apuntada una dirección. Me preguntó si sabía donde era y cuando le dije todo lo que sabía, fui a entrar de nuevo en casa», cuenta la víctima, que desde ese momento viviría una auténtica pesadilla.
En ese momento, el jubilado se dio cuenta de que todo había sido una artimaña para distraerlo y entrar a la vivienda. «Me cogieron de los brazos hacia atrás y me los ataron con bridas, al igual que los tobillos. Uno de ellos me entró a empujones, me tiró al suelo y me amordazó para que no pudiera gritar. Este mismo hombre no paraba de amenazarme, diciendo que me mataría si no le decía dónde estaba el dinero. También me dijo que si le veía la cara tendría que matarme», manifiesta el vecino asaltado en su vivienda.
Cortaúñas
Mientras tanto, otro de los ladrones aprovechó y entró a la vivienda rebuscando por los muebles. «Entró a buscar el dinero y lo encontró en el cajón del escritorio. Después se fueron y me dejaron atado en el suelo», relata Gaspar, que pudo liberarse por sus propios medios. «Una vecina llamó a la policía. Cuando llegaron los agentes, yo ya me había quitado las bridas de los tobillos con la ayuda de un cortaúñas. Las de los brazos, me las pude quitar fácilmente, ya que no estaban muy apretadas», subraya el jubilado.
Los primeros en llegar fueron los agentes de la Policía Local de Inca, que se encontraron al hombre en estado de nerviosismo y golpeado, por lo que lo trasladaron hasta un centro sanitario del municipio, mientras que una patrulla se quedó en el inmueble informando a la Guardia Civil de lo sucedido. «Más tarde me llevaron al PAC y luego al cuartel para interponer la denuncia», subraya el perjudicado. La Policía Judicial de la Benemérita se hace cargo ahora de investigar este violento episodio que ha generado alarma entre los residentes de la localidad.
Tras lo ocurrido, Bonnín, que todavía sigue recuperándose de las lesiones que sufrió a consecuencia de la fuerza empleada por los asaltantes, confiesa que se siente indefenso. «Me llevé un gran susto, me siento desprotegido porque parece que no podemos estar tranquilos», sostiene el anciano, que asegura desde ahora «tendré la puerta de casa siempre cerrada», concluye el afectado.
Falsos empleados
Según han informado fuentes policiales a Ultima Hora, los sospechosos, que irrumpieron en la planta baja del anciano y al que estuvieron varios días vigilando sus movimientos para saber cuándo se quedaba solo en la vivienda, iban vestidos con el uniforme de una reconocida empresa que proporciona servicios de seguridad privada e instalación de alarmas. Todavía no está claro si estas prendas que vestían los ladrones, las habían robado a la empresa legal especializada en la instalación de estos aparatos o habían diseñadas expresamente para el asalto.