4 de julio. Calvià. Un profesor de autoescuela arroja un positivo en cocaína mientras da una clase práctica.
17 de septiembre. Palma. Dos profesores dan positivo mientras examinan a un novel. Uno de ellos en THC, cocaína y alcohol.
7 de octubre. Palma. Un nuevo positivo en THC de un instructor de seguridad vial mientras se encontraba examinando a su alumno.
Tres en menos de un mes y hasta cuatro si contabilizamos el verano entero, es el número de positivos que la Guardia Civil ha detectado en sus controles rutinarios de alcohol y drogas de las últimas semanas; aunque en este caso, no a conductores particulares sino a profesionales que se encontraban enseñando a otros a conducir. El impactante descubrimiento de cuatro profesores de autoescuela bajo los efectos del alcohol y otras sustancias estupefacientes abre un debate que deja al descubierto ciertos entresijos de los profesionales de seguridad vial que no están haciendo bien su trabajo; afortunadamente son los que menos.
Lo explica a la perfección el experto en materia Toni Cànoves: «El colectivo de conductores de autoescuela no es tan numeroso como el de, por ejemplo, los autobuses; estamos hablando de perfiles muy concretos que ya tenían antecedentes y de alguna manera, se ha buscado pillar infraganti a estas personas en particular», explica este profesional. Se refiere a que en Baleares hay unos 200 profesores y unos 15 examinadores, «debe haberse producido algún chivatazo o algún movimiento orquestado entre Tráfico y Guardia Civil; los examinadores intercambian opiniones y son un grupo reducido, si estás dentro de un coche durante una hora y media se nota mucho si alguien ha bebido o va drogado», describe Toni contundente. Aún así añade: «la gran mayoría son muy serios, conozco bien el gremio, pero claro, en todos lados hay manzanas podridas».
Uno de los mayores inconvenientes para localizar a estos profesores que no están ejerciendo con garantías es plantearles directamente su abuso de sustancias: «Es muy complicado de cara al empresario, si detectas estos comportamientos, ¿cómo le acusas?, es muy complicado decírselo directamente y no puedes estar haciendo pruebas aleatorias», argumenta el experto en seguridad vial.
El colectivo se siente señalado y considera que eso tampoco es justo aunque saben ver la parte positiva de estos positivos, valga la redundancia: «dan mal ejemplo y empañan la profesión pero esto servirá para dejar fuera a las personas que lo están haciendo mal, además de tener un efecto persuasivo por si a alguien se le ocurriera pensar que puede hacer algo así; en este trabajo hay que ser muy profesional», zanja.
¿Qué hay detrás de los positivos?
La Unidad de Tráfico de la Guardia Civil sabe perfectamente la cantidad de positivos que saldrían a la luz si fuera factible realizar diariamente un control de alcoholemia a cada uno de los ciudadanos de esta isla; pero como eso no es posible, la Benemérita debe distribuir en diferentes puntos y horarios los dispositivos de control que puede llevar a cabo en la realidad. Lo hacen todos los días, entre semana y en festivo. ¿Podría ser entonces una cuestión de la sensación de impunidad de estos profesionales? Fuentes cercanas a lo ocurrido aseguran que no.
«Es un sector donde se mueve mucho dinero, aunque la gente no lo comprenda. Los profesores de autoescuela trabajan mucho porque no se regulan todas sus horas de trabajo y se cobra en función del número de clases prácticas realizadas, incluso en B», explican desde dentro de una de las autoescuelas afectadas por estos positivos. «Cuánto más trabajas, más cobras ese extra. Si le sumas eso a la carga psicológica que se soporta, algunos profesionales no soportan la presión y abusan de estas sustancias, y se si hicieran más controles, ni te cuento. No es un tema de impunidad es que hay poco control en carretera para los conductores profesionales», desvelan.
La Guardia Civil, por su parte, no está librando ninguna batalla directa hacia estos profesionales; sino que los incorpora a sus controles diarios como si de un turismo particular se tratarse. Sin diferencias. Además, es importante destacar que, aunque en un examen no es el profesor quien conduce, lleva toda la responsabilidad del vehículo, además del control de los pedales de emergencia para reaccionar ante cualquier siniestro y la responsabilidad de formar a alguien que, posteriormente, seguirá su ejemplo en las carreteras.