Dasuda Cámara era un inmigrante guineano de 28 años que llegó al Port d'Alcúdia con su mujer, con la que acababa de contraer matrimonio, y sus tres hijos. Tras un misterioso enfrentamiento de madrugada con un alemán llamado Mario Helmut Maiwald, de 40 años, quedó tendido sobre la calzada, sin vida. Y con un golpe en la tráquea. El detenido, que llegó a ingresar en prisión, sostuvo que quiso evitar que robara a su esposa. La familia del fallecido nunca creyó esta versión. Esta es la crónica de un supuesto crimen sobre el que planeó la sombra del racismo.
El inmigrante tenía tres hijos y se había instalado en un apartamento alquilado de la calle Coral, junto a su esposa. En la madrugada del 30 de junio de 1999 salió por la zona y visitó un club nocturno, en el que coincidió con Mario Helmut. No ocurrió nada, pero horas después ambos se toparon de nuevo a unos metros del piso de Dasuda.
Según la versión del alemán, había detenido su coche Audi de matrícula alemana porque su mujer no se encontraba bien y la estaba atendiendo en la acera. Supuestamente, Dasuda intentó aprovechar las circunstancias para robarle el bolso y salir corriendo, pero él lo persiguió a la carrera y consiguió darle alcance. Luego lo retuvo en el suelo, inmovilizándolo, y le propinó algunos golpes.
La Guardia Civil, sin embargo, tenía muchas dudas de este relato y sospechaba que los dos varones se habían enfrentado violentamente y se había llevado la peor parte el africano. Sin embargo, un dato no cuadraba: Dasuda medía 1,85 centímetros, era de una gran corpulencia y hacía mucho deporte. Su agresor, en cambio, era más bajo, de mayor edad y su complexión no era fuerte. ¿Cómo había podido retener al guineano en el suelo?
Surgieron distintas teorías, desde que Mario Helmut era un experto en artes marciales hasta que le había hecho una llave de kárate y lo había asfixiado, a traición. El cadáver presentaba un golpe en la tráquea, por lo que el alemán quedó detenido y tras pasar a disposición judicial, en Inca, el juez ordenó su ingreso provisional en prisión, a la espera de nuevas diligencias.
La viuda y los amigos del fallecido concedieron una entrevista en exclusiva a Ultima Hora, en el apartamento que habían alquilado en la calle Coral, y relataron que Dasuda era una persona "íntegra y honrada" y que nunca había robado a nadie, por lo que era imposible que fuera cierta la versión del ciudadano alemán encarcelado.
El abogado del alemán insistió en que su cliente sólo había retenido al ladrón mientras llegaba la policía, para que no escapara. La sorpresa, con todo, llegó cuando la prestigiosa forense Emilia Salas practicó la autopsia al cadáver y concluyó que la causa del fallecimiento no habían sido los golpes recibidos, que no eran de gravedad, sino la angustia que había sufrido al estar reducido en el suelo, que desembocó en un colapso cardíaco.
Así las cosas, la defensa del ciudadano alemán encarcelado solicitó al juzgado que liberara al detenido, ya que la autopsia no demostraba que se hubiera cometido un crimen, y Mario Helmut quedó al poco tiempo en libertad. La Guardia Civil siempre sostuvo que habían quedado muchos cabos por atar en la muerte de Dasuda. El principal era: ¿Cómo murió el padre de familia africano?