A las cuatro de la madrugada del pasado lunes 19 de agosto, una violenta tormenta se cernía sobre Palermo, específicamente sobre un pequeño núcleo costero de nombre Porticello. El escenario de la tragedia. Un bello puerto italiano que forma parte de Santa Flavia, región siciliana de la provincia. En él se encontraba atracado el yate de lujo con el mástil de aluminio más alto del mundo. Era su mayor característica identificativa, y posiblemente, el punto de partida por el cual, el velero y siete personas de las veintidós que viajaban en él, acabaron sin vida a cincuenta metros bajo el mar.
La investigación avanza pero los porqués se multiplican. El aviso meteorológico no fue fortuito. La mayoría de embarcaciones conocía el estado del mar y del cielo. Los pescadores de la zona ni siquiera salieron a faenar. Todos se prepararon para la tempestad. Y ningún otro, que no fuera el 'Bayesian', sufrió el lamentable infortunio de perder vidas. Es el primero de los interrogantes de esta trágica historia. ¿Podría el capitán o la tripulación haber tomado alguna precaución extra que evitara la tragedia? Aún no se tiene respuesta, aunque la Fiscalía de Termini Imerese sigue investigando si existió un homicidio imprudente múltiple o la desgracia fue fruto de la casualidad, el destino o una combinación de ambos.
08:30 de la mañana del 19 de agosto: tras la tormenta.
Salta la noticia. Siete desaparecidos y quince personas rescatadas tras hundirse un velero frente a Sicilia. Era el 'Bayesian', el yate de lujo de 56 metros de eslora y 72 de mástil. La Guardia Costera italiana trabajaba sin descanso desde primera hora. Lograron rescatar a quince de las personas embarcadas y entre ellas, una bebé de un año. El buque se había hundido hasta rebasar los cincuenta metros pero se encontraba muy cerca de la costa, a menos de un kilómetro.
Tras analizar las tablas meteorólogicas de la noche, registran un fuerte tornado o manga marina que se produce a las cinco de la mañana. Afectó de lleno al superyate de bandera inglesa en el que un grupo de turistas, todavía desconocidos en aquel momento, viajaban por sus vacaciones.
11:00 de la mañana del 19 de agosto: un cuerpo en el mar.
Los buzos de los Vigili dei Fuoco (los bomberos italianos) localizan el primer cadáver. Se encontraba en el interior del casco. Los efectivos intensifican la búsqueda y tratan de llegar a los camarotes, donde creen que pudieron quedar atrapados los demás desaparecidos. Seis personas siguen en el fondo del mar. El mástil se coloca en el punto de mira. La fuerza del tornado lo habría partido y el desequilibrio provocado en el barco, le habría hecho volcar y hundirse. Se cierra el número exacto tanto de pasajeros como de tripulación, diez personas en el equipo y doce más como huéspedes. Las identidades de los desaparecidos empiezan a vislumbrarse, la del primer cadáver saldrá a la luz poco después.
14:00 de la tarde del 19 de agosto: «el bebé está bien».
El chef de la embarcación es el primero de los cuerpos sin vida rescatados. Un cocinero canadiense, aunque originario de Antigua, con fuertes lazos en Baleares, donde había sido muy querido y conocido en el sector. Los supervivientes son atendidos en diferentes centros. La primera declaración del trágico hundimiento llega de mano de una de las rescatadas. La madre del bebé de meses explica que mientras dormía, sintió volcar la embarcación y se encontró en el agua. Describe como terroríficos los instantes en los cuáles pierde a su hija de vista en mitad del mar, aunque vuelve a sus brazos poco después. Tras la angustia, gritos y un bote salvavidas que las saca del agua. «El bebé está bien y la madre sólo tiene abrasiones y una herida que necesitaba ser suturada», declaró el médico que atendió a la progenitora. La búsqueda del resto de desaparecidos continúa con la llegada, desde Nápoles y Roma, de los submarinistas de refuerzo.
16:00 de la tarde del 19 de agosto: un magnate desaparecido.
Mike Lynch, el 'Bill Gates británico', como le llamaban, es uno de los desaparecidos. El empresario estaba celebrando su absolución en un importante juicio por fraude, relacionado con la venta de su empresa de software a Hewlett-Packard por 11.000 millones de dólares en 2011. Llevaba trece años de litigio y por fin lo había logrado. Estaba «eufórico», tal y como él mismo había declarado durante el verano. Y de esa euforia, una celebración entre amigos en barco, en el 'Bayesian'. Era el promotor de aquel viaje en el lujoso velero accidentado.
Comienzan las especulaciones sobre si se tuvo en cuenta o no, el parte meteorológico. «El viento era muy fuerte, se esperaba mal tiempo, aunque no de tanta magnitud», dice un funcionario de la guardia costera. El caldo de cultivo que había dejado el clima, no era positivo. Italia llevaba varias semanas sufriendo temperaturas extremas que chocaron de frente contra la lluvia, provocando incluso inundaciones y corrimientos de tierra al norte del país. Habla el capitán del barco más próximo al superyate: «conseguimos mantener el barco en posición y cuando pasó la tormenta nos dimos cuenta de que el barco que teníamos detrás ya no estaba, había desaparecido. Se fue de bruces contra el agua y luego hacia abajo». Fueron los primeros en subir a bordo a los supervivientes que vieron sobre un bote salvavidas, la madre y su pequeña, estaban entre ellos.
17:00 de la tarde del 19 de agosto: un barco de extra lujo.
El astillero italiano Perini había construido la embarcación en 2008 y se había renovado por última vez hacía muy poco, cuatro años antes de la desgracia, en 2020. El 'Bayesian' había ganado premios por su diseño y su capacidad máxima era de doce invitados, justo los que portaba; todos alojados en seis suites. Había zarpado desde el puerto siciliano de Milazzo, poco menos de una semana antes, el 14 de agosto, la app de seguimiento 'Vesselfinder' mostraba su última ubicación como «fondeado» al este de Palermo.
18:00 de la tarde del 19 de agosto: la sombra sobre Lynch.
Uno de los magnates tecnológicos más importantes del mundo continuaba desaparecido. Angela Bacares, su mujer, en cambio, se encontraba entre las rescatadas. Mike Lynch tenía 59 años y había creado un valioso software de reconocimiento que acabó vendiendo quince años después a HP por 723 millones de euros. Fue el primer paso de su agonía judicial de trece años. HP declaró haber encontrado «graves irregularidades contables» en la compañía y denunció al magnate por diecisiete delitos de fraude y conspiración. El desaparecido vivió más de una década con la amenaza de pasar más de 25 años en prisión; aunque ya había cumplido un año de arresto domiciliario en San Francisco, en mayo del año anterior a la tragedia. «Tengo varias afecciones médicas que habrían hecho difícil mi supervivencia en la cárcel» dijo Lynch a 'The Times' cuando recuperó su libertad y fue absuelto. Tenía graves problemas pulmonares.
Quiso celebrar su libertad en familia; por ello, además de navegar junto a su mujer, propietaria legal del yate registrado en la isla británica de Man, lo hacía también acompañado de su hija de 18 años, Hannah Lynch, que también continuaba desaparecida.
20:30 de la tarde del 19 de agosto: el calentamiento global.
Continua el estudio sobre la tormenta que azotó tan brutalmente a la embarcación. Los expertos apuntan al calentamiento global como una de las causas posibles de su hundimiento. Luca Mercalli, presidente de la Sociedad Meteorológica Italiana, explica que el tornado pudo formarse sobre el agua, convirtiéndose en una especie de manga marina: «no sabemos qué fue porque todo ocurrió en la oscuridad, de madrugada y no tenemos ninguna fotografía». Aún así, los expertos conocen la fuerza de esas trombas, que alcanzan hasta los 200 kilómetros por hora; el calentamiento global había intensificado su frecuencia. Eso, unido a los 30 grados de temperatura de la superficie del mar, fue un cóctel mortal: «son casi tres grados más de lo normal. Esto crea una enorme fuente de energía que contribuye a estas tormentas. No es que fuera culpa del cambio climático pero sí lo amplificó».
08:30 de la mañana del 20 de agosto: otro magnate desaparecido.
La trama del desastre se complica aún más. Se desvela que entre los desaparecidos también se encuentra el presidente del banco Morgan Stanley International, Jonathan Bloomer; además del abogado de Clifford Chance, Chris Morvillo. Bloomer, de 70 años de edad, había trabajado en diferentes consejos de administración de empresas. También ejerció como testigo en la larga batalla legal que había afrontado su amigo Mike Lynch. Morvillo, el abogado, había representado al magnate tecnológico y era un habitual en la gestión de casos de corrupción, incluso trabajó en la investigación criminal sobre los atentados terroristas de NYC.
09:00 de la mañana del 20 de agosto: una investigación compleja.
La Fiscalía de Termini Imerese inicia las diligencias sobre lo ocurrido. Investigan si se pudo producir un homicidio múltiple y si se produjo alguna negligencia. Mientras tanto, la Subdivisión de Investigación de Accidentes Marítimos de Reino Unido envía cuatro inspectores a Sicilia para llevar a cabo una «evaluación preliminar». Algunas fuentes apuntan hacia un movimiento clave, saber si la tripulación tuvo tiempo de cerrar las escotillas de acceso a la embarcación antes de que se desatara la tormenta.
12:00 de la mañana del 20 de agosto: inmersiones imposibles.
Tras rebasar las primeras 24 horas de búsqueda bajo el agua, los cuerpos siguen sin aparecer. La dificultad es máxima: «Intervienen dos buzos a la vez que sólo pueden permanecer sumergidos a esa profundidad unos doce minutos y necesitan dos para salir a la superficie, en realidad son diez minutos por inmersión y actuación», explica Luca Cari, de los servicios de emergencia. Muchos trabajan con el Concordia en la memoria, donde tuvieron que rescatar a más de 30 víctimas mortales de espacios muy reducidos y ocultos, en el interior del buque.
La mujer de Lynch habla para 'La Reppublica'. Se mueve en silla de ruedas por los cortes sufridos en los pies y explica al medio que tanto ella como su marido se despertaron y salieron a ver qué ocurría, momento en el que el barco se escoró totalmente.
12:30 de la mañana del 20 de agosto: una muerte sospechosa.
Stephen Chamberlain era el socio de Mike Lynch y fue coacusado de fraude, a la par que absuelto, como su amigo. No iba en el barco. Murió el mismo fin de semana atropellado por un vehículo mientras hacía ejercicio en el condado inglés de Cambridgeshire. La teoría sobre la conspiración coge fuerza. ¿Fue demasiada casualidad? Ambos estaban implicados en un caso de fraude que supuso pérdidas millonarias a HP y condenó a uno de los empleados de Lynch a cinco años de cárcel.
09:45 de la mañana del 21 de agosto: llegar a los camarotes.
Los submarinistas entran en el casco del 'Bayesian' a través de una pequeña ventanilla y acceden a las zonas comunes, pero llegar a los camarotes continua siendo una misión imposible. Hay obstáculos por todas partes. El mobiliario se esparció por el barco. Un vídeo muestra que el hundimiento no duró más de 60 segundos, aunque otras voces aseguran que con algunas medidas de precaución previas, se pudo haber evitado. La polémica se extiende. El famoso mástil de aluminio era capaz de soportar 3000 metros cuadrados de velas y podía soportar condiciones climáticas terribles; los rescatistas dicen que parece estar intacto y que quizá no se rompió.
16:00 de la tarde del 21 de agosto: dos cadáveres y otros dos cadáveres.
Los desaparecidos se reducen a cuatro. Los buzos localizan y recuperan del fondo del mar dos cadáveres que se encontraban en el interior del yate; uno de ellos pertenece a un hombre «corpulento». Se desvela la identidad de otro de los supervivientes. Se trata del capitán, James Cuttfield, un marinero neozelandés de 51 años de edad «muy respetado», según declara su hermano al The New Zealand Herald. La Fiscalía le investiga durante horas para saber más sobre el desastre.
Localizan dos cuerpos más sin vida. Dos personas continúan en paradero desconocido. Los especialistas saben donde se encuentra el quinto, pero no han podido extraerlo aún.
09:00 de la mañana del 22 de agosto: luz al final del trágico túnel.
Las autoridades italianas recuperan al quinto cadáver y se esfuerzan por localizar al último de los seis desaparecidos en la tragedia. La familia identifica oficialmente a Mike Lynch como uno de los cuerpos rescatados. El fabricante italiano del superyate provoca que salte la liebre. Defiende que 'su' barco tenía todo el equipamiento necesario para superar la tormenta, por violenta que fuera. La Fiscalía comienza los interrogatorios a pasajeros y testigos. El capitán, aún en el punto de mira, se abstiene de dar declaraciones.
Mientras, el fabricante carga contra él y la tripulación. Apunta que se produjo una gran cadena de errores humanos, que la inclemencia meteorológica estaba prevista y que si se hubieran cerrado puertas y escotillas, además de bajar la quilla para aumentar la estabilidad, los fallecidos habrían tenido más tiempo, 16 minutos según sus cuentas, en vez de 1. «Un barco de Perini sobrevivió al huracán Katrina de categoría 5, ¿cree que uno no podría sobrevivir a una tromba de agua aquí?», declaró el fabricante al Corriere della Sera.
La investigación arroja que los fallecidos intentaron salvarse y que no estaban atrapados en sus camarotes. Intentaron escapar del agua que inundaba el habitáculo. Los técnicos apuntan que la proa se habría hundido y que al girar hacia su lado derecho, pudo comenzar a entrar una imparable tromba de agua.
Nadie sabe aún lo que ocurrió y es posible que jamás se sepa con certeza. Nadie puede explicarse aún porque un yate de similares características no sufrió un sólo rasguño mientras el 'Bayesian' se hundía llevándose siete vidas consigo. Siete vidas entre las cuáles había cuatro directamente relacionadas con un fraude histórico del que acababan de ser absueltos. Una muerte paralela en otro lugar geográfico aunque en el mismo espacio de tiempo. ¿Qué ocurrió en el Bayesian? ¿Trágico destino o conspiración imposible?