Los vecinos del centro, casco antiguo y más concretamente los de las Avenidas de Palma ya no aguantan más. Cae la noche en Palma, los comercios echan el cierre, bajan las barreras metálicas y a partir de ese instante prostitutas, travestis, transexuales, drogadictos, ‘talegueros', ‘yonquis' y cocainómanos toman posiciones en la zona. A partir de ese momento, se convierte en una demarcación sólo donde rige la ley de la calle.
«No es normal que a partir de las siete u ocho de la tarde las prostitutas ya estén en las Avenidas ofreciendo sus servicios sexuales. Lo peor es que lo hacen sin ningún tipo de pudor delante de niños y adolescentes», señala uno de los residentes. A partir de las nueve, ya empiezan a desfilar clientes. En los edificios colindantes hay quejas continuas porque no les queda más remedio que permanecer con las ventanas cerradas para evitar gritos, peleas, coches que se paran para solicitar servicios, etc... Los zaguanes son utilizados a menudo como puntos de sexo o si es necesario como improvisados espacios para comer o realizar necesidades fisiológicas.
Los vecinos han tenido que poner medidas de seguridad extra en las entradas de los edificios; instalar puertas principales más seguras o cámaras de vigilancia. El problema es que muchas prostitutas aprovechan cualquier descuido para acceder a las zonas comunes, subir a los rellanos de los pisos y mantener relaciones sexuales allí. «Son víctimas de las mafias, de redes que las extorsionan y que en muchos casos les obligan a mantener sexo por dinero. Están controladas en todo momento por sus proxonetas y la violencia que ejercen es preocupante», añade otro de los denunciantes.
Como él muchos tienen miedo y prefieren ocultar su identidad. Este periódico ha recibido más de una decena de quejas de residentes de Sa Porta des Camp, Porta de Sant Antoni, Avingudes, Lluis Martí, Patronato Obrero y Escola Graduada denunciando un aumento muy importante de prostitución. «Es habitual verlas pelearse a las dos o las tres de la madrugada por su zona o porque alguna de ellas baja el precio del servicio. Una felación son 20 euros, pero si alguna lo hace por 15 euros y el resto se entera, se insultan y pueden llegar a las manos». Los residentes agradecen el trabajo policial, pero dicen que se debería aumentar la vigilancia sobre estas mafias. El negocio de la prostitución mueve en Baleares unos 70 millones al año, 41 millones solo en Palma, según la memoria de la Red de Atención Directa a Personas en Prostitución.