Hacía dos semanas que trabajaba en una empresa de control de plagas. El joven, de 20 años, acudió la mañana del 21 de junio de 2021 a un hotel del casco antiguo de Palma para limpiar el aljibe, de unos diez metros de profundidad, junto a otro empleado más experimentado.
«Mi compañero me comentó que el jefe le había dicho que yo tenía que bajar al pozo. Yo no lo había hecho nunca, no estaba muy seguro. Soy un chaval bastante valiente, pero cuando me asomé y vi la altura me asusté. Al fin y al cabo es trabajo y necesitaba el dinero. Sentí que no me quedaba otra».
El joven, que se precipitó cuando descendía por la escalera, se lesionó el codo izquierdo, pero realizó el trabajo de limpieza del aljibe y cuando acabó intentó volver a salir. En la subida utilizó las dos manos para sujetarse a la escalera, pero llegó un momento en que no pudo seguir a causa del dolor en el brazo que se había lastimado y continuó con la otra mano, pero no pudo aguantar su peso y quedó colgado del cinturón de seguridad.
Su compañero decidió subirlo tirando manualmente de la escalera, pero al joven se le escurrió la cuerda y se precipitó de espaldas a dos metros de altura. Este miércoles en el juicio celebrado en Palma recordó cómo fue la caída.
«Mi compañero me intentó subir estirando la escalera, pero vio que no podía porque pesaba mucho. Le dije que no aguantaba más y me caí. Si no me llega a estirar mi compañero yo a día de hoy no estaría aquí contándolo». El joven explicó ante la jueza que su jefe, que no se encontraba en el establecimiento, en ningún momento les dijo que le esperaran.
La víctima declaró que meses después del accidente fue a la nave de la empresa con su abogado para llegar a algún tipo de acuerdo. «Lo único que recibí por su parte fue una amenaza: que 'si quería sangre iba a haber sangre y que Palma era muy pequeña».
En el juicio se reprodujo un mensaje de voz que el compañero del joven le envió:
-Tienes que decir que no recuerdas cómo te caíste.
El propietario de la empresa de control de plagas, que reconoció que el compañero del perjudicado no tenía contrato, aseguró que en ningún momento le indicó que se introdujera en el aljibe. «No estaba cualificado para bajar, no sé por qué bajó».
El hombre, que está acusado de un delito de lesiones imprudentes en concurso con otro contra los derechos de los trabajadores, despidió al joven en diciembre porque no se presentaba a su puesto de trabajo.
La Fiscalía reclama una condena de dos años de cárcel y una multa de 6.000 euros para el dueño de la empresa y que indemnice al operario que sufrió el accidente laboral con 5.094 euros por las lesiones sufridas.
El Ministerio Fiscal sostiene que el joven no estaba sujeto a ningún punto fijo ni llevaba un arnés anti caídas de seguridad. El procesado «contribuyó de manera determinante a la creación de un grave riesgo para la vida e integridad física del trabajador accidentado», señala el escrito de la acusación pública.