Música, alcohol, puestas de sol, diversión y baile. Así eran en julio de 2022 las fiestas en la terraza del Medusa Beach Club. Poco después, el establecimiento se transformaría en restaurante, presumiblemente, sin licencia. Este periódico ha tenido acceso a las imágenes grabadas por una promotora que organizaba fiestas y que en su día colgó en sus redes y difundió a modo de promoción con la finalidad de atraer el máximo número de clientes posibles.
Los expertos municipales están convencidos que la terraza que se hundió, y que mató a cuatro personas y dejó heridas a otras 16, era ilegal porque su uso inicial era «no transitable», según consta en la Inspección Técnica del Edificio (ITE) que pasó en 2017.
El informe no contemplaba la instalación de un restaurante y un chill out sobre aquella cubierta, por la sencilla razón de que no podría soportar el peso, tal y como ha ocurrido. Tras esa inspección técnica, se llevaron a cabo obras y reformas en el local, que ahora están siendo analizadas para comprobar cómo influyeron en el colapso del pasado jueves.
Como consecuencia del derrumbe, el Ajuntament ha anunciado que intensificará los controles en establecimientos de la Playa de Palma para evitar nuevas tragedias como las del Medusa. En Cort hay cierto nerviosismo porque algunas informaciones apuntan a que ciertos establecimientos abiertos al público no estarían al día en cuanto a licencias urbanísticas y permisos de uso.