Un grupo policial que rendía cuentas en exclusiva a Penalva y Subirán y que puenteaba a sus mandos. El inspector jefe jubilado Antonio Suárez, declaró que los agentes de Blanqueo funcionaban de forma práctica «adscritos al juzgado» y que eran un grupo policial «fallido» en el que su máximo responsable estaba marginado y en el que hacían y deshacían la inspectora Blanca Ruiz y el policía Iván Bandera.
Suárez, histórico ‘número dos' de la Brigada de Policía Judicial, relató como se convirtió en una de las bestias negras de los acusados a partir de una serie de enfrentamientos con Blanqueo. Contó que, en un momento dado, cuestionó las detenciones que se llevaban a cabo: «Le dije a Blanca de buenas maneras que hablara con el fiscal Subirán y que hubiera un auto judicial». Consideraba que resultaba «más limpio» a la hora de practicar arrestos de agentes de otro cuerpo, la Policía Local de Palma. «Recibí una llamada de Subirán. ‘Toni, déjalos trabajar, no te metas con ellos que están a mis órdenes'. Lo entendí como una advertencia. Dependían única y exclusivamente del juez y el fiscal y empezamos a ver cómo se las gastaban».
Relató su caso. «Me faltó un cuarto de hora para entrar en prisión». Aludió a una declaración de uno de los testigos estrella del ‘caso Cursach', Ángel Ávila, quien mencionó a un inspector de policía que no se creía que fuera él pero su nombre figuró en autos de Penalva. Después llegó la denuncia falsa de la madame contra él y otro inspector. Les acusaba de un falso secuestro para presionarla y un traslado a la Jefatura Superior de Policía. «Si yo soy juez esos se soluciona en un cuarto de hora. No es que fuera falso, es que era imposible». El agente Bandera enseñó a la testigo una foto de Suárez y otra del otro inspector para que fueran identificados por la testigo. Este segundo mando policial declaró que la imagen con la que se identificó partió de la inspectora Ruiz con la que había tenido una relación sentimental.
El antiguo máximo responsable de la lucha Antidroga en Palma aludió a otros desencuentros con Blanqueo para mostrar la dependencia de los agentes de juez y fiscal. La inspectora acudió cuando estaba de baja al piso de Penalva por una denuncia de un supuesto allanamiento que luego resultó ser que la mujer de la limpieza había cambiado de sitio una maceta. «La llamé para ver qué hacía allí cuando estaba de baja y le pasó el teléfono al juez para intimidarme». Tuvo una enganchada con el abogado del exjuez y el exfiscal, Javier Barinaga: «Tengo que decirle que me cae bien por todo el poder que dice en sus escritos que tenía, que controlo a jueces y fiscales».
El resto de testigos de la jornada giraron en torno a las filtraciones, fundamentalmente a través de los dos periodistas del ‘caso Móviles'. La periodista de Europa Press, Blanca Pou se acogió al secreto profesional para no responder preguntas. Kiko Mestre sí contestó a la defensa de Penalva y Subirán para negar que estos le facilitaran información y atacar la investigación policial. Añadió que mantenía una amistad de décadas con ambos.