Los fardos intervenidos por la Guardia Civil tras el desembarco de la narcolancha en Cala d'Or todavía huelen a gasolina. El jefe del Servicio Marítimo de la Benemérita en Baleares, Francisco Córdoba, ha explicado este jueves ante los medios de comunicación cómo fue la espectacular persecución de la semirrígida el pasado viernes por la mañana. «El operativo se inició después de tener la información de que una embarcación había alijado en tierra. Cuando nos detectaron empezamos la persecución junto con los compañeros del servicio aéreo», ha comentado Córdoba frente a los fardos que han exhibido en la Comandancia de Palma.
Los narcotraficantes navegaban a gran velocidad, a unos «50 o 55 nudos», e intentaron en un primer momento alejarse de la costa y coger rumbo sur hacia África. «Nosotros disponíamos de nuestra embarcación de alta velocidad y vieron que era imposible que nos pudiesen dejar atrás». La persecución se prolongó durante aproximadamente una hora hasta que decidieron dirigirse hacia tierra «porque ahí tendrían más posibilidades de huir».
Los agentes intentaron evitar que entrasen en alguna playa porque en esta época del año ya hay bañistas. «Cesamos la persecución cuando entraron en zona de playa para evitar el riesgo para la vida de las personas». Dos miembros de la tripulación de la lancha de Servicio Marítimo iniciaron una persecución por tierra y consiguieron detener a uno de los narcotraficantes. El dispositivo de búsqueda de los fardos que los traficantes arrojaron al mar se ha mantenido durante tres días. Los investigadores descartan que todavía quede droga flotando o en la costa.
La llegada de una narcolancha a las costas de Mallorca ha sorprendido a los investigadores. «No es habitual, es verdad que el año pasado en Eivissa ya localizamos otra embarcación. El apoyo del servicio aéreo ha sido muy importante en ambas operaciones», ha señalado el portavoz de la Guardia Civil, Paco Molina. «Es una cantidad importante de droga y hay que tener en cuenta que es polen de hachís, que es de más calidad que el hachís».
Los agentes tuvieron conocimiento de que la embarcación semirrígida provenía de la costa norte de África y se estaba dirigiendo a gran velocidad a Mallorca cargada de numerosos bultos que podrían contener sustancias estupefacientes.
El Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil estableció un dispositivo para interceptar la narcolancha. Alrededor de las cuatro de la madrugada del 22 de abril, los agentes observaron la embarcación, con dos motores de 300 caballos cada uno, alijando en Cala sa Nau. Los traficantes empezaron a cargar los fardos en dos todoterrenos aparcados en la arena cuando fueron sorprendidos por la Guardia Civil.
El piloto de la embarcación inició rápidamente su huida mar adentro al percatarse de la presencia de la Guardia Civil y dejó numerosos efectos sobre la arena, entre ellos algunos fardos de hachís y un total de 68 garrafas de gasolina, además de gran cantidad de víveres. Al caer la mañana la Benemérita activó un dispositivo compuesto por el Servicio Marítimo Provincial, junto al helicóptero y patrullas de Seguridad Ciudadana, para que realizaran una batida aérea, marítima y terrestre en una zona próxima al lugar de la descarga.
Los traficantes no tenían combustible suficiente para llevar a cabo traslados de larga distancia y, en un momento dado, los agentes observaron una neumática que coincidía con la que realizó la descarga de madrugada. La embarcación navegaba a gran velocidad en dirección a la costa y los tripulantes arrojaron numerosos fardos al mar hasta que finalmente la narcolancha quedó varada en la playa de Cala Gran, en Cala d'Or, y los tres ocupantes huyeron a la carrera hasta que fueron detenidos la misma mañana.
El operativo se saldó con cinco detenidos y 2.000 kilos de polen de hachís incautados que estaban distribuidos en 57 fardos. La Guardia Civil también ha intervenido 1.360 litros de gasolina y la embarcación semirrígida de 10 metros de eslora con dos motores de 300 caballos cada uno, así como varios aparatos de comunicación por satélite y dos pick up.
Los investigadores también detuvieron en Inca a dos hombres, un español y un argentino, que colaboraron con la logística de la descarga suministrándoles gasolina y alquilando los dos todoterrenos con los que pretendían transportar la droga. Ambos fueron enviados a la cárcel. Los tres tripulantes de la narcolancha ingresaron el pasado lunes en prisión por orden del juez de Instrucción número 3 de Manacor, que se encontraba en funciones de guardia. Los detenidos, que iban indocumentados, solo contestaron a las preguntas de sus abogados de oficio y explicaron que no tenían nada que ver con la descarga de hachís. Según su versión, tienen familiares en Mallorca y llegaron a la Isla en patera.