Un ciudadano marroquí que iba a perder la custodia de su bebé recién nacido se atrincheró en el hospital de Son Llàtzer con la parturienta, que es su mujer, y la criatura y durante una hora tuvo en vilo a las fuerzas de seguridad, ya que amenazaba con quemarse a la bonzo «y prender fuego a Maternidad». La rápida intervención de la Policía Nacional, que envió a un negociador y numerosos agentes, evitó el desastre. Según informaron ayer a Ultima Hora en fuentes sanitarias y judiciales, los hechos ocurrieron el viernes por la tarde, a las 13.20 horas, cuando el IMAS comunicó a un hombre que acababa de ser padre que le iba a retirar la custodia, por una serie de asuntos de gravedad.
El magrebí, entonces, comenzó a perder los nervios y finalmente se atrincheró en la habitación donde estaba su mujer y el bebé que había tenido el día antes. Atrancó la puerta desde dentro y cuando el personal médico y sanitario intentó entrar se encontró con que el acceso estaba bloqueado. Al momento saltaron todas las alarmas, ya que el hombre vociferaba que se iba a quemar a lo bonzo y a extender el fuego al Área de Maternidad, y desde el hospital pidieron ayuda urgente a la Policía Nacional, que desplazó a numerosas patrullas a Son Llàtzer.
El peso del despliegue recayó en un negociador de la Jefatura palmesana, que en primer lugar intentó calmar al inmigrante, que seguía muy acalorado y no quería perder la custodia.
Los agentes confirmaron que no llevaba encima ningún arma de fuego ni cuchillos, pero no descartaban que pudiera haber confeccionado él mismo un arma improvisada con efectos de la habitación, así que adoptaron todas las medidas de protección necesarias. Finalmente, consiguieron que saliera de la habitación y se alejara por un momento de su esposa y el bebé. El hombre, al intuir lo que iba a ocurrir, intentó regresar al cuarto, pero se abalanzaron sobre él y lo redujeron en el pasillo.