La finca de la zona de sa Porrassa, en Magaluf, registrada este martes por segundo día por la Guardia Civil en busca de indicios sobre la desaparición de Malén Ortiz, el 3 de diciembre de 2013, era frecuentada por uno de los cinco principales sospechosos del caso. Se trata de un anciano que tenía alucinaciones y decía que oía voces, y que en su día ya fue descartado como acusado. Los investigadores piden «la máxima cautela» porque no ha aparecido ninguna pista nueva ni el caso ha dado un vuelco. Se trata de un operativo más dentro de una investigación muy laboriosa que nunca se ha cerrado.
El varón español que fue interrogado en 2014 padecía demencia senil y su relato era inconexo, por lo que su declaración no aportó datos importantes. Nunca fue detenido. Dormía en una caseta de los alrededores y guardaba algunas de sus pertenencias en la finca que ahora está siendo inspeccionada. El hombre también pasaba mucho tiempo en Santa Ponça. Un coche Mercedes del año 90, que estaba en aquellos terrenos, fue registrado en busca de huellas. Ahora, casi diez años después, no hay constancia de que el sospechoso siga vivo, ya que tendría más de 70 años y estaba muy enfermo. En su día se le intervino el teléfono móvil, pero tampoco se descubrió nada de interés.
No fue el único sospechoso de secuestrar a Malén. Un ciudadano alemán estuvo mucho tiempo en el punto de mira de los investigadores, aunque tampoco se encontró nada contra él. Dos perturbados más del municipio fueron seguidos durante un tiempo, sin consecuencias. El quinto sospechoso era una persona próxima a la adolescente.
Fuentes de toda solvencia han informado esta mañana que el caso no se ha reabierto «porque nunca se ha cerrado» y que se han realizado numerosas actuaciones que no han trascendido a los medios de comunicación. «En este caso ha sido distinto y se ha montado un buen revuelo mediático, pero es falso que se haya dado con una pista definitiva o novedosa», apuntaron.