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TERREMOTOS EN TURQUÍA

¿Cómo puede sobrevivir una persona bajo los escombros de un edificio una semana después?

Los rescatistas siguen encontrando supervivientes una semana después del suceso

Terremoto en Turquía y Siria: ¿Cómo puede sobrevivir una persona bajo los escombros de un edificio? | STR

| Palma |

El terremoto que hizo estragos en Turquía y Siria sigue dejando víctimas mortales cada hora que pasa. Los cuerpos sin vida de miles de personas van apareciendo, apagando la llama de esperanza de todos los familiares que siguen sin encontrar a su ser querido. Sin embargo, hasta que no se desvanezca esa llama, los rescatistas siguen buscando en cualquier resquicio una vida que sume alegría a los días grises que acompañan una tragedia de tal calado. Este lunes, se cumplió una semana de la tragedia y todavía han aparecido supervivientes.

Ante esta situación mucha gente mantiene la ilusión, pero también se preguntan cuántos son los días que puede aguantar un ser humano bajo los escombros de un edificio venido abajo. Según los expertos depende de diversos factores: la postura del cuerpo, el acceso a aire limpio, agua, el clima, el tiempo y el estado físico de una persona. Matices que alteran mucho las posibilidades de supervivencia.

Según el relato de Naciones Unidas, suelen concluir los esfuerzos de búsqueda y rescate una semana después de la catástrofe, pero también depende de los días en el que no se dé ningún rescate. El caso más extraño es el de un bebé de nueve meses que ha sido rescatado 120 horas después del suceso.

Joan Pol es jefe de Emergencias de Baleares e irá destinado al epicentro del suceso en marzo como 'TeamLeader' de salvamiento europeo para valorar las zonas afectadas y realizar el trabajo de recuperación de la zona. El experto ha asegurado, que las primeras 72 horas son las más importantes ya que es cuando el cuerpo humano todavía puede llevarse al extremo. Sin embargo, a parte de los factores ambientales, los bebés se erigen como posibles futuribles al tener recuerdo amniótico.

El acceso al aire y al agua son dos de los factores más importantes para poder sobrevivir a una situación tan extrema. En edificios colapsados quedan huecos entre los restos y por eso los rescatistas no cesan en su intento de recuperar vidas. En el caso del oxígeno, el aire encuentra la forma de ingresar y el agua llega a zonas complicadas debido al estallido de las tuberías y porque el suministro no se corta. El líquido llega en forma de goteo, pero en cantidades menores. Es por ello, que los bomberos rocían con agua los escombros para llegar a las personas atrapadas.

Sin embargo, lo más importante es el grado de las lesiones que pueda sufrir la persona atrapada. También hay que tener en cuenta las patologías previas que pueda padecer. Otro factor que influye es la calidad de la estructura en caso de llover y la permeabilidad de la misma. La morfología de las planchas que están envolviendo el cuerpo son decisivas en el devenir de su supervivencia.

En el caso de Turquía, la temperatura es un factor que complica la situación debido a que el invierno es bastante frío y un adulto puede resistir temperaturas de 21 grados sin que el cuerpo pierda su capacidad de mantener el calor. En el momento en que se vuelve más frío, el problema se agrava y puede llegar a padecer hipotermia. Si el suceso hubiese sido en verano, los afectados hubiesen podido sufrir deshidratación demasiado rápido.

En el otro lado de la balanza, cuando una persona es hallada con vida, puede desarrollar problemas graves debido al ‘síndrome de aplastamiento', que se debe a una necrosis de los músculos debido a una compresión de cualquier causa. Al producirse una isquemia por falta de riego sanguíneo se produce inflamación y una posible muerte celular. A raíz de esta muerte, se distribuyen sustancias tóxicas que pueden, por ejemplo obstruir túbulos renales y hace que el superviviente no pueda orinar.

Sea como sea, los rescatistas siguen manos a la obra en búsqueda de vidas por salvar bajo los escombros turcos y sirios que están llevando por el camino del terror a muchas familias que mantienen su esperanza entre las bolsas de aire a las que se aferran las personas enterradas bajo kilos de hormigón.

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