Si el Libro Guinness de los Récords tuviese un apartado de detenciones habría seguramente un hueco para él, un joven argelino de 21 años que responde a las iniciales de A.S. y que reside en la capital balear. El domingo pasado fue arrestado por la Policía Nacional después de robar el bolso de una mujer en un bar de la calle Llucmajor de la Platja de Palma. No fue muy lejos a esconderse y los agentes dieron con él en un aparcamiento de un conocido gimnasio, agazapado entre los coches. El lunes por la mañana fue puesto a disposición de la jueza de guardia y esta ordenó su libertad, pero no iba a ser la última vez que vería su cara durante ese mismo día.
Tras cruzar la puerta de los juzgados de Vía Alemania se dirigió a la Estación Intermodal. Eran las 12.45 y no esperaba ningún tren ni el autobús. Allí aprovechó el despiste de un chico para sustraerle el teléfono móvil que guardaba en su mochila. Una testigo de lo ocurrido facilitó la descripción del delincuente a la Policía Nacional, que lo localizó poco después.
Fue conducido a los calabozos de la Jefatura Provincial, que no son, ni mucho menos, desconocidos para él. Horas más tarde un furgón policial lo trasladó, junto a otros arrestados, hasta los juzgados de Vía Alemania. Allí se iba a sentar de nuevo ante la misma magistrada que horas antes le había dejado en libertad. Al comprobar su nombre, la frase más repetida entre los funcionarios que en ese momento se encontraban en los juzgados fue la de «es el mismo que ha quedado libre esta mañana». Todo un récord.