El hundimiento del 'caso Cursach' en el juicio no mueve un milímetro la posición del exjuez Manuel Penalva. El antiguo instructor del caso compareció este jueves por la mañana como testigo en un juzgado de Barcelona, en el juicio por un delito de calumnias por el que la Fiscalía reclama un año de prisión al ex jefe de investigación del diario Público, Carlos Enrique Bayo. Penalva fue el único testigo de la defensa. En su interrogatorio se mostró retador con los inspectores de la Policía Nacional que le han investigado en la causa por la que está procesado en el TSJIB y pendiente de juicio entre otros delitos por coacciones y detención ilegal: «'Los Juanes' han cometido un delito detrás de otro y lo demostraré».
Bayo responde en el juicio por una intervención en un programa de radio catalán. En él acusó al inspector de la Policía Nacional, Antonio Suárez, del que dijo que «se ha demostrado» que coaccionó a testigos del 'caso Cursach'. El periodista niega haber pretendido injuriarle a pesar de que conocía que el propio Penalva había archivado la denuncia de 'la madame' en contra del policía. Pese a que, en su momento, ordenó investigarla por falso testimonio, el antiguo juez instructor, dice arrepentirse de esa decisión: «Si ahora me pregunta si hice bien, le diré que no. Creo que la investigación policial que se hizo fue un fraude, a la vista de los informes que se han hecho en contra mía».
Penalva se ancla en el mismo discurso que no evitó su recusación en el año 2018: «Esa instrucción fue de película de terror», dijo en referencia a las supuestas agresiones a testigos y amenazas a él y al fiscal ahora cuestionadas por los informes policiales.
Sobe su situación procesal, admitió su condición de acusado en el TSJIB, «pero por una pequeña parte de lo que se me imputaba». En torno a la deducción de testimonio realizada por la Audiencia Provincial en la sentencia y que supone un segundo frente judicial por coacciones a testigos y detenciones ilegales señaló: «Estamos a la espera del recorrido de eso que espero que será cero».
El acusado en el juicio defendió que basó su acusación en la declaración de testigos protegidos a los que entrevistó. Intentó justificar que «demostrar» no equivale a decir que algo está probado. Suárez, por su parte, destacó el daño causado por esa denuncia que luego se reveló falsa y las palabras posteriores de Bayo: «Pretendían mi muerte civil y causaron un daño a mi honor después de una carrera impoluta. No lo puedo consentir». También respondió al por qué indicó al Grupo de Blanqueo que pidiera que interviniera el juzgado a la hora de desatar una nueva oleada de detenciones de 17 personas vinculadas con el Grupo Cursach: «No podía consentir que el Cuerpo Nacional de Policía cometiera detenciones ilegales» y negó ninguna otra relación con la investigación de la macro causa.
Para el fiscal ha quedado acreditado que Bayo imputó un delito en sus manifestaciones públicas al inspector y que, en el procedimiento, no ha aportado ninguna prueba que sustente esa acusación. «El único testigo es de referencia», dice en torno a Penalva. También le quita valor como prueba de descargo a la grabación que hizo el exmagistrado a la Madame para recoger su denuncia inicial ya que, considera que «carece de validez» como documento judicial al no haberse registrado ante secretario y con garantías. Por eso mantiene la petición de un año de prisión para el periodista. La acusación particular eleva esa petición a un año y medio. El juicio quedó visto para sentencia.