Las fuentes de emergencias consultadas la mañana de este martes por este periódico han contado que «el torrente se convirtió en un infierno» y que «encañonó» a los tres barranquistas que se habían adentrado en el cauce. Se trata de un término técnico para denominar cuando el torrente hace un efecto embudo y se va estrechando, con un caudal de agua que colapsa y se desborda.
Desde las nueve de la mañana, aproximadamente, llovía en la zona de montaña de Pollença y había un importante aparato eléctrico. Había vigente una alerta amarilla, por lluvias que podían ser intensas. Cuando los tres excursionistas se adentraron en el torrente la situación todavía era controlable, aunque «ya bajaba cargado», según las mismas fuentes. A medida que pasaban las horas Lassarell se fue desbordando y cuando atardecía «aquello era un infierno».
El agua bajaba con una fuerza arrolladora y se llevaba por delante todo lo que encontraba. También arrastraba ramas y matojos. En algunos tramos, el caudal fue tal que el agua salió del cauce y anegó algunas zonas: «La tierra colapsó», añadieron.