Los fiscales no tenían más opción que hacer lo que han hecho. El juicio se preveía complicado para la acusación pero nadie pudo ver venir la magnitud del desastre. En la sesión de ayer hubo un momento revelador. Un policía local de Calvià habló en la instrucción de que no se multaba a Cursach. Este viernes dijo que eran «sospechas» pero que no lo podía acreditar. Con sospechas no vale en juicio y es lo que de verdad importa. «De esto también hay que aprender», le recomendó la presidenta al testigo.
El tiempo de la basura
La Fiscalía avanzó su retirada para intentar ahorrar sesiones. Al juicio le quedan semanas. Será el tiempo de la basura, los minutos finales de un partido cuando un equipo gana de 40, saca a los rookies y prueba cosas. Ojo, que si los testigos de cargo han sido letales para las acusaciones, cómo pueden ser los de descargo.
Ayuntamiento intervenido
Incluso el funcionario de Calvià que ejecutaba las órdenes de Penalva como «mandatario verbal» dijo ayer en el juicio que actuó movido por miedo a ser imputado. Ninguno de los testigos de la trama de la valla admite un trato de favor a Cursach. Otro testigo apuntó a la entrega a los denunciantes de documentos secretos por órdenes del juzgado.