María Ángeles Matas lleva desde el 31 de agosto de 2024 buscando a su hija Noemí, que se escapó del centro de acogida en el que estaba. No era la primera vez que la menor, de 15 años, se fugaba. «Lo ha hecho ya tres veces», aclara la progenitora, que ha hecho un llamamiento. «Le diría que vuelva, que aquí tiene a su familia para lo que necesite. No le guardamos rencor».
En una entrevista con Ultima Hora, la mujer explica que toda la problemática comenzó en 2015 cuando se separó del padre de la menor y rehizo su vida con otro hombre. «El padre desapareció y nunca quiso saber nada de su hija. Ocho años después, mi exsuegra se acuerda de que tiene una nieta y decide ponerme una demanda para verla».
La abuela paterna logró que el juez le concediera visitas cada 15 días. «Al principio todo fue bien, ya que se veían en un punto de encuentro vigilado. El problema fue cuando vino la pandemia y dejaron de ser supervisadas. Se la llevaba seis horas y cuando volvía a casa no parecía mi hija. Se encerraba en su habitación y no quería hablar con nadie».
La situación comenzó a ser insostenible y la menor tuvo que irse de casa. «Un día la abuela se la llevó a que nos denunciara. A raíz de ahí decidimos que se fuera a vivir con mi madre. Fueron pasando los días hasta que mi madre no pudo más. La niña no iba a clase y cuando le preguntábamos por qué, no nos contestaba. Su abuela materna dijo: ‘es incontrolable’».
Noemí se escapó de la vivienda de su abuela, aunque no por mucho tiempo. «La encontramos al día siguiente con una amiga». Tras ello, en mayo de 2024, la familia optó por ingresarla en un centro de acogida, donde volverían a perderla la pista. «En junio nos llamaron diciendo que se había escapado. Esta vez la encontramos un mes después por una publicación que subió a redes sociales», explica.
La historia no acaba aquí. «El 31 de agosto volvió a fugarse, pero aún no hemos podido dar con su paradero. Yo quiero pensar que está bien, porque no es tonta. Avisé al centro de que esta vez sería más difícil encontrarla porque no iba a cometer los mismos errores de las otras veces, aunque creemos que varios de sus amigos sí saben donde está, sólo que no nos lo quieren decir», cuenta María, que asegura que «desde el centro de acogida dicen que no pueden hacer nada, pero, bajo mi opinión, creo que si buscaran bien, la encontrarían».
Toda esta situación ha pasado factura a la madre de la adolescente. «Estoy fatal. He estado de baja por depresión pero volví, porque quieras o no, es una distracción y es mejor que estar en casa comiéndome la cabeza», manifiesta la mujer, que mantiene la esperanza de que su hija se dé cuenta de la situación y regrese a casa. «Que vuelva, aquí tiene a su familia para lo que necesite. No le guardamos rencor, sabemos que no es mala niña y que simplemente le han comido la cabeza. Solo queremos que vuelva, iremos a terapia y a lo que haga falta», concluye.
AquíPues eso pasa mucho, es una pena, una madre me dijo q la pareja la había elegido y a sus hijos no. Es una pena.