Con ocho no basta. O. W., el pirómano de origen alemán que a finales del mes de julio provocó siete incendios en apenas dos días en el municipio de Calvià, volvió este lunes a los juzgados de Vía Alemania. Lo hizo de nuevo esposado y acompañado por agentes del Seprona de la Guardia Civil. En esta ocasión, como sospechoso de otro nuevo fuego intencionado. Y como ya ocurrió hace treinta días, la jueza, para sorpresa de los investigadores, lo volvió a dejar en libertad.
El último incendio, según fuentes judiciales, se remonta a la mañana de este sábado. Poco antes de las 9.00 horas se declaró un incendio en una zona boscosa en las inmediaciones de la piscina municipal de Santa Ponça. A pocos metros de allí se encontraban varias personas que habían pasado la noche en tiendas de campaña. Hasta el lugar se desplazaron los bomberos, que tienen el parque apenas a 500 metros de distancia del suceso, varias patrullas de la Policía Local de Calvià y la Guardia Civil. En pocos minutos, las llamas quedaron extinguidas.
Tal y como sucedió un mes atrás, en las inmediaciones del incendio, que desde el primer momento se supo que había como intencionado, se encontraba O. W., de 55 años y del que no consta domicilio ni tampoco se sabe cómo se gana la vida. Paseaba por allí con una bolsa de plástico en la mano y en su interior, entre otras muchas cosas, tres mecheros. En ese momento quedó arrestado nuevamente por la Policía Local, que traspasó las diligencias a la Guardia Civil.
Tras dos noches en los calabozos del cuartel de Son Bugadelles, este lunes fue trasladado hasta los juzgados de Vía Alemania de Palma por agentes del Seprona para sentarse otra vez ante la jueza, en este caso la de Instrucción 5, que se encontraba en funciones de guardia. El pirómano se acogió a su derecho a no declarar y la magistrada decretó su puesta en libertad. Para los investigadores, el teutón es el autor de hasta ocho fuegos intencionados en apenas un mes. Y vuelve a ser libre.