Los pasajeros del vuelo de Iberia 8962, entre Madrid y Menorca, que salía del Aeropuerto Adolfo Suárez a media mañana de este martes, sufrieron un tremendo susto cuando escucharon el reventón de dos ruedas que correspondían al tren de aterrizaje trasero izquierdo, justo en el momento en que la nave ganaba velocidad durante la maniobra de despegue.
Inmediatamente el comandante de la aeronave abortó la operación e informó de lo sucedido al pasaje, indicando que el incidente había sobrecalentado los frenos. En pocos minutos varios camiones de bomberos se aproximaron a la aeronave para refrescar la parte del avión siniestrada. Los pasajeros, según relató uno de ellos a este diario, mantuvieron la calma en todo momento pese a escuchar el reventón y la posterior vibración continuada del aparato hasta que estuvo detenido.
Un remolcador tuvo que conducir el avión a uno de los hangares del aeropuerto, y aunque en un principio iba a hacerlo con los pasajeros en el interior del aparato, finalmente estos tuvieron que descender en mitad de la pista para ser trasladados a la terminal en dos jardineras. Allí les indicaron que en breve volverían a ser embarcados en otro avión. Esa pista, la 36D, quedó inutilizada al tráfico durante tres horas, informaron este martes desde AENA, hasta asegurar la vuelta a la normalidad una vez despejada y comprobada su seguridad siguiendo los protocolos, aunque dado que la instalación cuenta con otras tres pistas, no hubo otros retrasos importantes derivadas del incidente.
Los pasajeros estuvieron una media hora en la terminal. En ese tiempo la compañía trasladó el equipaje de la bodega del avión siniestrado a otro que tomó la salida más tarde. En total el vuelo previsto llegó a Menorca con tres horas de retraso. Una vez en el nuevo avión, el mismo comandante pidió disculpas a los ocupantes y la nave realizó su recorrido hasta Menorca sin más novedades.