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La policía blinda el centro de menores de Son Roqueta al desatarse una nueva reyerta entre internos

Hasta tres vehículos policiales han acudido al centro de menores este martes. | Redacción Sucesos

| Palma |

La situación en el centro tutelado de menores de Son Roqueta es insostenible. En torno a las 13.30 horas de este martes, hasta tres dotaciones de agentes del Cuerpo Nacional de Policía han tenido que acudir de urgencia al citado complejo para separar a los internos que estaban inmersos en una pelea.

Nada más llegar, un amplio dispositivo policial ha tomado el control de la situación y separado a las partes enfrentadas. La Policía Nacional siempre que acude al centro lo hace con un amplio número de agentes tras los recientes altercados donde varios internos, con cuchillas de afeitar y cuchillos de cocina, trataron de agredirles. De hecho, en esa ocasión tuvo que 'tomar' el complejo la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), conocidos popularmente como los antidisturbios, debido a la gravedad de los hechos.

En las últimas semanas, la central del 091 tuvo que actuar en infinidad de casos. Violaciones, peleas, cuchilladas, agresiones, abusos, robos con violencia etc... son sólo algunas de las actuaciones más destacadas que se han saldado con numerosos detenidos.

Tras proceder a sus arrestos, la Fiscalía de Menores les pone en libertad y les hace regresar de nuevo a un centro cuyos monitores y educadores han perdido el control por completo. Fuentes policiales confirman que la culpa no la tiene el personal laboral. «Esta gente hace lo que puede y más. Este centro estaba pensado para acoger niños y no MENAS o adolescentes de 16 y 17 años argelinos. La situación les supera», comenta uno de los agentes de la Policía Local consultado. Esta versión también la sostienen sanitarios y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

«Hoy estaban aquí las televisiones nacionales y, a los cinco minutos, se nos llena esto de policías de nuevo. No podemos vivir así. Durante toda la mañana ha habido un silencio anormal durante horas, teniendo en cuenta que estos chicos »no leen y apenas tienen actividades por cuestión de idioma. No hacen nada salvo fumar porros, botellones, pelearse, robar y jugar con la pelota todo el día», concluyen los vecinos.

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