En Cala Varques, en Manacor, hay un acantilado de unos 14 metros de altura junto al mar que se ha convertido en una obsesión para los jóvenes de la zona y muchos turistas que visitan el lugar. Sin embargo, los equipos de emergencia han detectado un incremento de los accidentes y de los lesionados medulares, por lo que piden que no se realicen estos saltos tan arriesgados. «Cada año ocurre lo mismo, pero en tres días llevamos cuatro accidentes. Es un tema que nos preocupa», dice un mando de emergencias.
La situación no es nueva y cada verano finaliza con cerca de una decena de jóvenes que han tenido que ser hospitalizados con lesiones severas, la mayoría en la columna vertebral. Por ese motivo, se instalaron carteles que alertan del peligro de esos saltos al agua desde la zona más alta del acantilado, pero los letreros son robados o desaparecen. Otros son lanzados al mar.
La Unidad Territorial de Costas (UTC) de la Policía Local de Porto Cristo y las ambulancias del 061 tienen que intervenir continuamente en Cala Varques, en ocasiones por caídas en tierra, cuando los jóvenes se adentran por caminos de rocas complicados.
Hay casos de chicos con tobillos rotos o rodillas heridas. Sin embargo, el peligro real es el de los lesionados medulares. «La mayoría de personas que salta lo hace correctamente y salen a la superficie sin problema, pero hay algunos que se desequilibran durante la caída y aterrizan en el mar ladeados o en una postura poco natural», cuenta la misma fuente. Es entonces cuando los saltadores sufren lesiones de columna, cuya evacuación es compleja, ya que primero tienen que ser inmovilizados por completo.