Patricia tenía muy claro que quería ver a su novio en prisión a pesar de su pasado violento y delictivo. Por ese motivo trazó un minucioso plan para poder acceder a la cárcel, mantener visitas semanales y los tan ansiados vis a vis. Para conseguirlo, tuvo que cortarse pelo, teñirse y hacerse pasar por su hermana, tres años más joven que ella. Al final, lo consiguió.
El pasado mes de octubre, un delincuente con más de una decena de antecedentes policiales por homicidio doloso, violencia de género y atentado, entre otros delitos, entró en prisión. Su pareja sentimental, con la que tenía una orden de alejamiento en vigor, lejos de cumplirla intentó de forma infructuosa entrar en el centro penitenciario de Palma para ver al recluso. A los funcionarios les saltó una alarma detectando dicha orden de alejamiento dictada por un juzgado. Por ese motivo, le prohibieron el acceso.
Unos días más tarde, Patricia fue a casa de su hermana pequeña. Una vez allí y sin que ella se diera cuenta le quitó su DNI. Llegó a su casa, se cortó el pelo y se tiñó de rubio. Acudió a la cárcel de Palma y se hizo pasar por su hermana. Hay que apuntar en honor a la verdad y en descargo de los funcionarios que el parecido físico entre ambas hermanas es impresionante.
La ahora detenida consiguió burlar los controles durante meses. Es más, a mediados de noviembre, finalizó su orden de alejamiento y ella para no ser detectada continuó con esta farsa. Finalmente, hace unos días, desde la prisión llamaron a la Policía Nacional para informar que habían detectado un descuadre de firmas y que dudaban de la identidad de una persona.
El pastel se había destapado. La mujer no le quedó más remedio que reconocer que había suplantado la identidad de su hermana para poder ver a su amado. La investigación también apunta que el recluso llevaba meses contactando con ella -con orden de alejamiento en vigor- a través de su exmujer.
Al final, la protagonista de esta historia ha acabado detenida por un presunto delito de falsedad documental.