La Audiencia Provincial de Palma acoge el martes la vista previa del juicio a una banda de 14 integrantes que se enfrentan a penas que suman 227 años y 6 meses de cárcel por formar parte de una agrupación que operó, al menos, durante cinco años y empleó el método de las «cartas nigerianas».
El objetivo de los acusados era conseguir dinero fraudulentamente y enviarlo a Nigeria, según el escritor del fiscal, que relata que esta banda operaba desde Palma en más de 35 países de todo el mundo y que ha causado decenas de víctimas.
Los doce nigerianos y dos españoles integrantes de la banda se enfrentan a los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa, falsificación de documentos oficiales y blanqueo de capitales. Para el cerebro de la banda, de nacionalidad nigeriana, el fiscal solicita una pena de cárcel de casi 25 años.
Según el escrito del fiscal, la banda, que estuvo activa al menos entre los años 2012 y 2016, se dedicaba a defraudar empleando técnicas de «ingeniería financiera», principalmente a través de la técnica de las «cartas nigerianas», que consiste en ilusionar a las posibles víctimas enviando cartas y correos electrónicos con la promesa de que lograrían grandes beneficios a través de un proyecto de inversión, pero antes debían desembolsar una importante suma de dinero.
Actuaban en países de la Unión Europea, América o Asia para intentar conseguir importantes cantidades de dinero procedentes de empresas y particulares que posteriormente desviaban a Nigeria.
Para ello, abrían cuentas bancarias con identidades ficticias y empleaban pasaportes manipulados, señala la Fiscalía.
La banda actuaba de «forma acordada, consensuada y con reparto de papeles, funciones y tareas con un cariz jerarquizado para la comisión de múltiples hechos delictivos». En su escrito, la Fiscalía relata cómo el principal responsable del entramado (A.C.E.) se personó en agosto de 2016 en una oficina bancaria de la Plaza Progreso de Palma para abrir una cuenta corriente, empleando para ello un pasaporte británico con nombre y número falsificado.
Él era el encargado de abrir las cuentas corrientes y comprar los billetes de avión con los que se movían los miembros de este grupo.
En virtud de la operación policial que se abrió en su día se procedió al registro de varios domicilios en Valencia capital y en las localidades valencianas de Xirivella y Alfafar. La banda también usurpaba, mediante técnicas de «ingeniería social», las cuentas de correo de empresas y las aprovechaban para desviar miles de euros. También empleaban la técnica de «phising», que consiste en la falsa apariencia de una web bancaria.
Entre las multas que solicita el fiscal se encuentran los 1,2 millones de euros al jefe de la banda. Además, a otros de los acusados se les pide una multa a cada uno de ellos de un millón de euros.