Según la Fiscalía formaban un entramado delictivo para adquirir equipos informáticos que sabían que eran robados para después, desde esos mismos terminales, realizar compras fraudulentas por Internet.
Los tres acusados, de origen ghanés, se enfrentan a 8 años de cárcel cada uno por delitos continuados de estafa, receptación y participación en grupo criminal.
Los hechos tuvieron lugar entre marzo y noviembre de 2016. La policía recibió varias denuncias, la mayoría de ciudadanos extranjeros, de robos en vehículos estacionados en distintos puntos de Palma.
Entre los efectos que faltaban en los coches siempre había ordenadores, móviles y tablets. Esos aparatos informáticos acababan en manos de los procesados. Desde ellos accedían a las tarjetas bancarias de las víctimas de los robos y realizaban grandes compras.
En el registro de su vivienda, en Palma, se hallaron una importante cantidad de ordenadores, ropa y ajuar de todo tipo que habían adquirido de manera fraudulenta por Internet.
Los acusados serán juzgados en las próximas semanas en Vía Alemania.