«Palma no es un circuito de carreras y es importante fomentar la instalación de radares fijos en la capital para evitar los excesos de velocidad». Así de claro y rotundo se muestra Antoni Cànovas, responsable de seguridad vial del programa Ley y orden de ultimahora.es.
Para Cànovas, es importante seguir avanzando en tecnología con la finalidad de evitar accidentes. También reconoce el experto que tras la instalación de estos aparatos se esconde un fin recaudatorio por parte de la Administración local.
Por otro lado, a partir del pasado 29 de enero, ocho carreteras de Mallorca han bajado la velocidad máxima de 100 a 90 kilómetros por hora tras la aprobación de un decreto por parte del Gobierno central el pasado mes de diciembre. Se trata de varios tramos de la carretera Campos-sa Rápita, un tramo de la carretera entre Felanitx y Manacor, un tramo entre Campos y Felanitx, entre el polígono de Son Noguera y Llucmajor, las variantes de Manacor y Sant Llorenç, el tramo entre Peguera y Andratx, un tramo entre sa Pobla y Alcúdia y la carretera entera entre Artà y Capdepera.