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La investigación sospecha que el cuerpo de Nuria Ester Escalante fue trasladado en un carrito

Imagen del traslado del principal sospechoso el pasado 29 de noviembre | Marcelo Sastre

| Ibiza |

A dos días de que se cumplan tres meses desde la desaparición violenta de Nuria Ester Escalante, los investigadores de la Guardia Civil tratan de localizar el punto de la isla donde los implicados abandonaron a la mujer de 52 años.

Las imágenes captadas por diversas cámaras de seguridad distribuidas por s'Arenal muestran al principal sospechos empujando un carro de supermercado, un transporte en el que los investigadores sospechan que trasladaron el cuerpo sin vida de Nuria Ester.

El principal sospechoso fue trasladado el pasado 26 de diciembre a los juzgados de Ibiza para llevar a cabo una reconstrucción pero el detenido se negó a colaborar con la Guardia Civil. La policía judicial ha estrechado el cerco sobre uno de los cuatro encarcelados: el sospechoso de 37 años y nacionalidad polaca: el hombre que aparece en las imágenes empujando el carrito.

La investigación permanece bajo secreto de sumario pero, según los datos recabados por este medio, la policía judicial habría reconstruido los últimos movimientos de los sospechosos junto a la mujer de 52 años desaparecida. La revisión minuciosa de las imágenes captadas por diversas cámaras de seguridad presentes en el Passeig de s'Arenal y otros puntos de la avenida Doctor Fleming apuntarían al detenido de nacionalidad polaca y de nombre Sebastián como el principal sospechoso.

Las horas de exhaustivo análisis de imágenes habrían permitido rehacer el puzzle y situaría al sospechoso en los últimos lugares por donde pasó Nuria Ester antes de que se perdiese su rastro el pasado 31 de octubre e incluso habría sido captado trasladando la maleta de la mujer.

Sin Nuria Ester
90 días después del último contacto con Nuria Ester, el paradero de la mujer alicantina continúa siendo un misterio.

En la habitación que compartió durante unos días con uno de los detenidos, ahora se aloja otro joven.

En un lateral de la entrada y junto al pozo del desvencijado y abandonado taller Can March se aprecia la huella de la última batida realizada por la investigación: un agujero de un metro de profundidad. «La última vez que vinieron retiraron todas las cañas y excavaron en algunos puntos pero no encontraron nada», apuntó el joven que ahora ocupa la cama donde Nuria Ester estuvo hasta pocos días antes de su desaparición.

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