Alrededor de 800 personas han acudido este miércoles a la parroquia Nostra Senyora dels Dolors de Manacor, para despedir a las 13 víctimas de la riada de Sant Llorenç del pasado 9 de octubre. El funeral, que ha dado comienzo a las 19.00 horas, ha estado presidido por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull. La fecha ha coincidido con el hallazgo del cuerpo de Arthur. Centenares de personas han tenido que seguir la misa desde fuera, ya que no se ha permitido que hubiese personas de pie dentro de la Iglesia.
A la misa han acudido los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, la presidenta del Govern Francina Armengol; la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo; el presidente del Parlament de les Illes Balears, Baltasar Picornell; la delegada del Govern, Rosario Sánchez; el President del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat; además de los acaldes de los municipios afectados por la riada, entre otras personalidades. También se han personado el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Dolors Monserrat.
A su llegada, a las 18.54 horas, sus Majestades han saludado a las autoridades presentes en el funeral y al obispo de Mallorca, en el Portal Mayor, tal y como marca el protocolo.
En los bancos de la izquierda de la parroquia se han situado las autoridades, en la zona de la derecha representantes de las instituciones que han colaborado en las labores de rescate y de limpieza, mientras que los bancos centrales han estado reservados para los familiares. Los Reyes se han situado en la primera fila.
Al comenzar el funeral, se ha encendido un cirio por cada una de las víctimas, en el siguiente orden: Joana Lliteras Planas, el pequeño Arthur, Rafel Gili, Bernat Estelrich, Joana Ballester Femenías, Anthony Green, Delia Green, Andreas Körlin, Gabriel Mesquida Salas, Caterina Elisabeth Noig, Petra Kircher, Mike Kircher y Juan Grande Sillero.
Homilía
El rector de Sant Llorenç, Jaume Mercant, ha sido el encargado de proclamar el evangelio. Acto seguido el obispo ha comenzado su homilía, en la que ha señalado: «Aún estamos conmocionados por lo que sucedió hace una semana en el Levante de nuestra isla de Mallorca; una catástrofe inesperada que ha hecho plantear muchas preguntas».
Taltavull ha querido destacar «el milagro de la solidaridad» y hacer especial mención a la historia de Arthur y su madre: «Hemos visto así como una madre salvaba a su hija, mientras ella exponía su vida y era arrastrada por la fuerza imparable de la riada. Esta madre representa el amor de todos»; aunque ha señalado que «son numerosos los que han evitado que la desgracia fuera mayor».
El obispo también ha querido mostrar su apoyo a las personas «que cada día se encuentran sin casa y sin lo necesario para vivir como antes». Ante las palabras de la homilía se ha podido ver a los asistentes notablemente emocionados. «La muerte es una lámpara que se apaga cuando nace la luz de un nuevo día».
Para finalizar la homilía Taltavull ha explicado que habló con el papa Francisco, y este le transmitió el siguiente mensaje: «En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas oscuras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse».
A continuación se han realizado las plegarias, recordando a cada uno de los fallecidos, y se ha preparado el altar para proceder a la Eucaristía. En el momento de 'dar la paz' se han dado la mano los familiares y las autoridades. En el momento de dar la Comunión, los curas de los municipios afectados se han dividido para poder atender a todas las personas que lo deseasen.
Antes de la bendición, se ha entregado el jarro de flores con el cirio encendido a un representante de cada una de las familias de las víctimas, como símbolo de «recuerdo, de esperanza, y de consuelo», de parte de la Iglesia. Las flores de los centros provienen de las floristerías de Manacor y de los pueblos afectados.
El obispo ha agradecido a sus Majestades su presencia y lo ha valorado como una «muestra de aprecio». También ha mostrado su agradecimiento a las autoridades, los familiares y todas «las personas que han trabajado tanto estos días».
Finalmente, Taltavull ha procedido a la bendición y ha ofrecido la ayuda de la Iglesia a todos los familiares. El obispo y los Reyes han sido los primeros en dar el pésame a los familiares, transmitiéndoles gestos de cariño y palabras de consuelo. No se ha realizado un pésame general.
Ambiente
El silencio se ha mantenido durante toda la misa. Este era uno de los objetivos al limitar la entrada a únicamente unas 800 personas, es decir, la capacidad de personas que pueden estar sentadas. De este modo se quería crear un ambiente más familiar e íntimo.
Personas anónimas, otras uniformadas que han ayudado a la recuperación del Llevant, además de la autoridades han llenado esta iglesia en la que ha sido notable el dolor y las muestras de humanidad. Se ha sentido la tristeza de una personas que lo han perdido todo: familiares, amigos, conocidos, vecinos...
Un despedida íntima para recordar a los que ya no están y para valorar la solidaridad de las personas en los momentos más difíciles.